Análisis de Diablo IV: Vessel of Hatred

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Desde su lanzamiento en junio de 2023, Diablo IV es un título que ha sabido conquistar y mantener activos a los fans de esta legendaria franquicia y a sus nuevos jugadores, gracias a una atmósfera oscura, una jugabilidad sólida y temporadas repletas de contenido. Con la llegada de la primera expansión, Vessel of Hatred, Blizzard busca ampliar este mundo de terror gótico añadiendo un entorno totalmente diferente, con nuevos desafíos y la nueva clase Espiritualista que desde ya os digo que es el eje central de la expansión.

Ambientada en la nueva región selvática de Nahantu, Vessel of Hatred nos presenta nuevas mecánicas, una historia intrigante y un nivel de personalización que expande aún más si cabe las posibilidades de juego. ¿Pero es realmente suficiente para justificar su compra? Después de varias horas explorando este nuevo contenido, te cuento mi experiencia con esta ambiciosa expansión.

Un viaje entre la luz y la oscuridad

Tras derrotar a Lilith, Neyrelle navega al sur con la Piedra del Alma de Mefisto, enfrentándose a la carga de contener al Señor del Odio. En su búsqueda de salvación, intenta desterrar a Mefisto, pero la conexión con la piedra la corrompe, echando por tierra su misión. Mientras tanto, la debilitada Catedral de la Luz sufre fracturas internas, siendo amenazada por los Caballeros Quemados, liderados por Yvar, que persiguen a la joven «Horadrim» y a otros héroes.

La corrupción de Mefisto se extiende al reino espiritual, explorando nuevas áreas de Santuario y las luchas internas de sus habitantes. Así, Vessel of Hatred plantea una narrativa de aislamiento y unidad, donde la joven debe superar su soledad y buscar apoyo, mientras la influencia de la Piedra del Alma amenaza con desatar el caos. Y para evitarlo, estaremos nosotros y la nueva clase, de la que te lo cuento todo a continuación.

El Espiritualista: La fuerza de la naturaleza en tus manos

Si hay algo que define a Vessel of Hatred es, sin duda, la nueva clase jugable: el Espiritualista. Al principio, debo admitir que era un tanto escéptica, pues Diablo IV ya tiene una alineación sólida de clases y, aunque nunca sobra una nueva, me preguntaba si este nuevo héroe iba a estar a la altura. Tras sumergirme en su jugabilidad, puedo decir que no solo cumple con creces, sino que aporta una frescura increíble al combate.

El Espiritualista es un guerrero salvaje que toma su fuerza de la naturaleza y de los Espíritus Guardianes. A partir del nivel 15 tiene acceso a la Sala de los Espíritus, donde puedes elegir dos de los cuatro protectores disponibles para ayudarte en combate, cada uno de ellos con un estilo de juego diferente:

• Águila – De nombre Kwatli, es letal y ataca a su presa con una gran precisión. Su velocidad de movimiento y evasión amplificada en combinación con ataques de alcance medio dan como resultado una ráfaga concentrada de dolor contra tus enemigos.
• Jaguar – De nombre Rezoka, es implacable y violento, y ataca repetidamente con una velocidad y una furia cegadoras. Su letalidad va en constante aumento y su fuego sigue ardiendo entre cada muerte.

• Gorila – De nombre Wumba, es la encarnación de la resiliencia y del resarcimiento. No solo es capaz de ignorar el daño recibido, sino que también garantiza que sus respuestas son brutales, rápidas y definitivas. Este guardián encarna la dominancia en estado puro, así como una eficiente disposición para proteger a los suyos a cualquier precio.
• Ciempiés – De nombre Balazan, drena la fuerza de sus enemigos para nutrirse y es una manifestación del ineludible ciclo de la muerte. Domina el daño de veneno debilitante y un molesto control de masas para reducir cualquier resistencia a una cáscara sin vida.

La mecánica de Encarnación, que te permite adoptar las características físicas de los espíritus, añade una profundidad estratégica fascinante. No es solo una cuestión de elegir qué habilidades quieres potenciar, sino de pensar en cómo encajan con tu estilo de juego y con las amenazas a las que te enfrentas. Por ejemplo, encarnar al Gorila te convierte en un tanque prácticamente imparable, mientras que el Águila te permite moverte con una agilidad casi sobrenatural, perfecta para situaciones de combate más tácticas.

Explorando Nahantu, un mundo nuevo lleno de peligros

La expansión nos lleva a la exótica y mortal región de Nahantu, una selva que está llena de peligros, pero también de oportunidades. Los entornos de esta zona se sienten vibrantes y llenos de vida, pero no en el sentido tradicional. Aquí, cada rincón parece querer acabar contigo. Las tribus guerreras y los demonios que pueblan la selva ofrecen una variedad de enemigos que te obligan a adaptar constantemente tu estrategia. Aunque al principio puede resultar un poco abrumador, pronto encuentras el ritmo adecuado para explorar y sobrevivir en este entorno hostil.

Lo que más me llamó la atención de Nahantu es la cantidad de detalles ambientales. Las ruinas antiguas, las mazmorras y los paisajes desolados tienen ese toque de misterio que siempre ha sido parte del ADN de Diablo. Aunque no es el entorno más original en términos de temática, las mazmorras aquí destacan por su diseño visual y sus desafíos.

Un punto alto es la Infraciudad de Kurast, una mazmorra multifase que pone a prueba tanto tu capacidad de reacción como tu capacidad de planificación. Enfrentarte a sus trampas cronometradas y enemigos poderosos te mantiene alerta con ganas de superarte. Este tipo de contenido es lo que realmente marca la diferencia en el endgame de la expansión.

Nuevos aliados inesperados: los Mercenarios

Un añadido que me sorprendió gratamente es la mecánica de los Mercenarios. A lo largo de la campaña de Vessel of Hatred, desbloqueas un grupo de mercenarios únicos que pueden acompañarte en combate. Cada uno tiene una historia que contar y una personalidad única que se va revelando a medida que ganas afinidad con ellos.

Aldkin el Niño Maldito, mitad demonio y mitad humano, fue uno de mis acompañantes favoritos. Su historia de origen, marcada por rituales oscuros y una vida de dolor, le imprime una carga emocional que no esperaba encontrar en un simple aliado de combate. Cada mercenario tiene su propia historia y drama, que les da más peso dentro de la narrativa.

Más allá de su trasfondo, los mercenarios también tienen un impacto real en el combate. Dependiendo de quién elijas para que te acompañe, puedes obtener diferentes bonificaciones o habilidades. Por ejemplo, Raheir el Broquelero es excelente para tankear, mientras que Subo el Cazarrecompensas aporta una letalidad a distancia que puede cambiar el ritmo de la batalla. En definitiva, más opciones para adaptarte a las diferentes situaciones y peligros de Diablo IV.

La Ciudadela Oscura: Un reto para los más valientes

Si eres aficionado al contenido cooperativo, la Ciudadela Oscura será tu nuevo campo de batalla favorito. Esta mazmorra cooperativa, diseñada para grupos de entre 2 y 4 jugadores, ofrece algunos de los desafíos más intensos que he experimentado en Diablo IV. La coordinación aquí es clave, ya que los enemigos no son solo duros de pelar, sino que las mecánicas de la mazmorra te obligan a dividir tus fuerzas y a tomar decisiones rápidas para avanzar.

El sistema de marcadores que Blizzard ha introducido para esta mazmorra es una herramienta útil, especialmente para los jugadores que prefieren no usar chat de voz. Así pueden comunicarse con el resto del equipo sin necesidad de hablar, lo que facilita mucho la coordinación en situaciones tensas. A pesar de esto, jugar la Ciudadela con amigos es donde realmente brilla, ya que la estrategia y la comunicación en tiempo real son esenciales para superar los desafíos.

Además, completar la Ciudadela te recompensa con botines semanales que incluyen objetos legendarios y cosméticos exclusivos, algo que incentiva el regreso constante a esta mazmorra y ofrece al mismo tiempo mayor progresión para el endgame.

Un sistema rúnico con infinitas posibilidades

Otro aspecto innovador que me cautivó en Vessel of Hatred es el nuevo sistema de Palabras Rúnicas. Este sistema permite a nuestros héroes combinar runas de ritual y runas de invocación para crear efectos personalizados que potencian el combate y las habilidades. Este nivel de personalización es una reminiscencia del sistema de runas de Diablo II, pero mejorado y adaptado para encajar en el sistema de juego moderno de Diablo IV.

La creación de runas impactan sobre las estadísticas del personaje y nos permiten adoptar habilidades de otras clases o potenciar las habilidades actuales de formas sorprendentes. En mi andadura por Nahantu, experimenté con varias combinaciones de runas, y debo decir que el sistema ofrece nivel de flexibilidad muy alto que no esperaba. Si bien al principio puede ser algo complejo, una vez que entiendes cómo interactúan las runas, es muy interesante ver cómo tus decisiones afectan el combate.

Un apartado visual y sonoro inmersivo que mejora el original

Vessel of Hatred no solo se destaca en términos de jugabilidad, sino también en el apartado visual y sonoro. Nahantu, con su selva densa y sus desiertos áridos, ofrece paisajes que son tan bellos como aterradores. Los detalles visuales de las mazmorras, las ruinas y los entornos naturales son impresionantes. Cada rincón de Nahantu está lleno de detalles que te sumergen en esta experiencia selvática.

El diseño sonoro también es de primer nivel. Los efectos de sonido, desde el crujir de las hojas bajo tus pies hasta los gruñidos de los demonios acechando en la distancia, ayudan a crear una atmósfera opresiva y aterradora. La banda sonora, llena de tambores tribales y coros oscuros, refuerza esa sensación de estar en un lugar hostil y lleno de peligro.

Conclusión de la expansión de Diablo IV: Vessel of Hatred

Tras varias horas de juego anticipado y, a falta del parche del día 1 que llega en su lanzmiento oficial el 8 de octubre, puedo decir con certeza que Vessel of Hatred es una adición muy trabajada para Diablo IV. La nueva clase del Espiritualista cambia por completo la forma en la que abordas el combate. Las nuevas mazmorras, los desafíos cooperativos de la Ciudadela Oscura y el sistema de runas aportan razones más que suficientes para justificar su compra.

No todo es perfecto: la complejidad del Espiritualista puede resultar abrumadora para algunos jugadores, y el contenido cooperativo obligatorio puede no ser del agrado para los lobos solitarios. Sin embargo, estos son pequeños inconvenientes en comparación con la riqueza de contenido que ofrece la expansión.

Si tienes permanentemente instalado Diablo IV, acumulas decenas o cientos de horas en él y quieres alargar tu experiencia con una nueva aventura, junto a la Temporada 6: Odio Creciente, ni se te ocurra perderte esta primera expansión de historia. Merecerá cada euro y cada hora que inviertas en ella.