una “mafia” que señala a árbitros y al Barça y donde hay amenazas de vídeos | Relevo
Un aval, para el que lo intuya porque ha sufrido su poderío con alguna dura exigencia en los alquileres, es “un escrito por el que alguien responde de la conducta de otra persona”. En el deporte en general, en cualquier federación en particular y, específicamente, en el juego de tronos que nos regala a diario la Real Federación Española de Fútbol, este Santo Grial está más de moda que nunca. Pero si verdaderamente tiene un interés inusitado es porque mantiene alrededor sus mitos, leyendas, juegos sucios, ignorancias, faroles, esquiroles e intrahistorias.
Unos conocen al detalle cómo funciona su recopilación. Es la madre del cordero con el objetivo de llegar a tener algún día uno de estos documentos en la mano y como requisito indispensable para poder presentar una candidatura a las elecciones. Hecha la ley, hecha la trampa. Los presidentes de cualquier institución que se precie saben mejor que nadie cómo atarlos. Otros, en su misión de darse a conocer, de intentar un imposible con fe, de venderse o de permitirse un farol pese a quedar en mal lugar o manchar su buen nombre -según cada cual-, se enteran de las peculiares reglas del juego sobre la marcha (Eva Parera). O coleccionan alguna que otra garantía con la que fardar (Carlos Herrera) sin llegar a sumar luego el mínimo exigido que le permita seguir con vida en la partida a la espera de un regalo judicial. Y alguno más, pertenecientes a una mayoría silenciosa, prefiere ver los toros desde la barrera porque la experiencia les ha enseñado que nunca han visto un ejemplar tan codiciado ni lo verán por mucho nombre o cargo que atesoren. Que le pregunten a Iker Casillas, campeón del mundo, leyenda del Madrid y un asiduo en Las Rozas que no fue capaz ni de cerrar una sola reunión con los ‘barones’ por el pánico que tenían a quedar señalados.
Es curioso. Hay muchas maneras de solicitar estos avales mágicos en campaña. Y según sea la modalidad elegida, es el ejercicio más interactivo y eficaz para ver la destreza del interesado y el corazón de los agasajados. Se piden de palabra, por email y a través de emotivas cartas. Como al buscar amor o un salvoconducto. Se suplican también de forma directa cuando los avalistas son cercanos (asambleístas en este caso) o mediante intermediarios con ansias de asegurarse un buen puesto al lado del vencedor si las casuísticas son más complejas y comprometedoras. Y se van sumando mientras se lanzan promesas y recompensas a los más dudosos, con alguna que otra práctica siciliana, o advirtiendo si hace falta que cuatro años en la sombra son muchos y largos. De todo hemos visto en los pocos procesos electorales vividos.
Pero en definitiva, después de persuadir al personal como tan bien hizo Villar desde 1988 a 2017, Rubiales hasta el pasado septiembre o como ha demostrado Pedro Rocha ahora (75% de los avales) a la espera de que el TAD, la RFEF y FIFA decidan qué hacer con su vida, sólo hay dos resultados posibles después de tal ejercicio de buceo, interés, comunión y sometimiento: lograr el objetivo de reclutarlos, como ellos, o no lograrlo, con el resto. Esa es la cuestión y ahí está la clave que supieron descifrar los ganadores que lideraron en la RFEF y el muro contra el que estrellan sus frustraciones una y otra vez la lista de perdedores que se quedan en unas buenas intenciones plasmadas en varios titulares. “Hemos visto candidatos que estos meses han salido en medios, portadas de periódicos y programas en prime time, diciendo que se presentarían para limpiar la Federación y al final, mira, ninguno ha podido en estos momentos ni dar el paso… Es imposible”. Ésa es la frase más repetida en ese bando opositor al candidato presidencialista donde están Gerardo González, Javier Lozano, Miguel Galán y compañía. Críticos que sueñan cada día con que entre aire fresco para levantar las alfombras y que ven como, de nuevo y con sus matices, siempre se prefiere apostar por el continuismo. Porque, eso es así, los que seguirán ya estaban.
El ‘modus operandi’
Otra cosa es la manera de abrochar oficialmente esos apoyos. Una realidad es lo que se dice y otra bien diferente lo que se firma. Antes, con la vieja Orden Ministerial, los asambleístas (138 ahora mismo y 143 después si intervienen la Federación o superado el verano) podían avalar a varios candidatos a la vez. Y entonces no había tantas tensiones. Simplemente se trataba de dar una muestra de confianza a un proyecto aunque ese gesto no implicara luego el voto. Pero Víctor Francos (expresidente del CSD) fue quien, en sus ansias de aportar alguna novedad que quedara para la historia, decidió antes de salir por la puerta de atrás que era mejor cambiar las normas para este mismo año y que sólo se pudiera respaldar a un aspirante.
“Así, no sólo se ha limitado que puedan presentarse más candidatos sino que, además, se ha cercenado la democracia cuando lo suyo es incentivar la pluralidad y que se puedan comparar los proyectos”, apunta un importante presidente territorial que se sabe la letra pequeña de las elecciones mejor que la Junta Electoral. “Es más”, señala otro compañero suyo de fatigas en la Federación, “es una mafia; antes, Carlos Herrera hubiera logrado los 21 avales necesarios, yo mismo se lo hubiera entregado en la mano a Roberto Gómez sin que se enterase nadie que luego te pudiera hacer pagar facturas, y entonces alguno hubiera pasado un mal rato en estos días y se hubiera cagado… Sin embargo, Rocha ha permanecido bien tranquilo en este tema sabiendo que, estando dentro de la casa como está, tiene el control de todo y de todos. Otra cosa es lo que está viviendo en estas horas por la investigación de los tribunales”.
En el fondo, no es tan así como se cree y se cuenta. En el pasado, con el antiguo régimen legislativo, se solía dar avales a varios pretendientes para quedar bien con todos ellos o simplemente por las lógicas dudas que surgen hasta escuchar los diversos planes en campaña. Sin embargo hoy, con el nuevo testamento en la mano, también se puede hacer lo mismo sin que derive en un proceso nulo. La única diferencia es que, llegado el caso, la Federación llamará en algún momento al avalista de turno para decir cuál de todos los apoyos que ha distribuido es el realmente válido. Y ahí sí se sabría, y correría como la espuma con las consecuencias que eso tiene, que arropó al jefe, pero que también se atrevió a hacerlo con su rival en las urnas.
La forma de emitir esos avales también es múltiple y variada. De hecho, hay cuatro modelos diferentes para cada uno de los cuatro estamentos que conforman la Asamblea General donde se solicita el apoyo (futbolistas, entrenadores, árbitros y clubes). Para los tres primeros se trata de un modelo de aval simple que debe ir acompañado por una declaración sencilla, la firma del avalista en cuestión y una fotocopia del DNI por la cara y el envés. Es un proceso que, en principio, se realiza electrónicamente pero que puede ser rellenado hasta a mano. Después, con un plazo concreto, los originales tienen que ser entregados en persona en la sede de la Ciudad del Fútbol.
Así lo hicieron el pasado martes y el miércoles varios presidentes territoriales en una quedada cara a cara con el propio Pedro Rocha, como portavoces y mensajeros de sus avalistas en las diferentes regiones. Lo suyo es dárselos a él antes que ir a la ventanilla de la RFEF. O, a lo sumo, también se pude hacer llegar, sin necesidad de desplazarse a Madrid como quien baja al moro, contratando un servicio externo como SEUR o Correos. El caso de los clubes es particular: además de la firma del presidente o del representante legal de la entidad y la fotocopia del DNI, hay que unir el sello oficial del club más una hoja anexa con la firma del secretario de la entidad.
Las claves
Cuando históricamente se señala a los presidentes territoriales de la RFEF como protagonistas determinantes de esta historia no es por capricho. Es la realidad. Las 19 Territoriales (23 sumando las interterritoriales canarias y vascas) actúan como los amos en sus respectivas zonas. “Caciques del cortijo”, para algunos. Los asambleístas de sus comunidades autónomas suelen votar en bloque, porque son los mismos que elevaron en su día al presidente territorial y, por tanto, la mayoría suele ir en consonancia con sus opiniones y actuaciones. De ahí que la gran lucha desde todos los sectores con ganas de pescar sea por gozar de la confianza de estos poderosos directivos que arrasan en sus elecciones locales cada cuatro años.
Tener a estos escuderos siempre con las líneas prietas durante casi 29 años fue la fuerza y estrategia más determinante de Villar, que en la era moderna no tuvo ni que pelear en las urnas y fue proclamado por aclamación en los años 2000, 2008, 2012 y 2016. Sólo Gerardo González, que fue su secretario general, se atrevió en 2004 a pelearle la presidencia con una derrota por los pelos (98-78), debido a que los árbitros, a los que tenía convencidos, se dieron la vuelta en el último instante. Una persona de su máxima confianza, presente en aquella candidatura rupturista, lo recuerda así: “Los árbitros aparecieron a última hora con la papeleta en el bolsillo para Villar por orden de Sánchez Arminio y el expresidente culé Joan Gaspart, que entonces eran presidente del CTA y vicepresidente federativo respectivamente. Los llegaron a concentrar en un hotel antes de votar para que nadie se dispersara o se escapara por la gatera”.
Aunque puestos a contar detalles de aquella noche de autos, pasaron muchas más cosas. Sebastián Losada, el tercer candidato entonces que a estas horas no recuerda nadie, no consiguió ningún apoyo. La LFP (ahora LaLiga) se dividió como en este 2024 ya empieza también a vislumbrarse y Barcelona, Athletic, Racing, Betis, Eibar, Tenerife y Osasuna rompieron la disciplina de voto de la patronal a favor de Villar. Como también hicieron, según las crónicas de la época, los entrenadores Gregorio Manzano, Gonzalo Hurtado y Miguel Ángel Lotina, junto al presidente de la Catalana, Jaume Roura. Además, en la fiesta de cierre de campaña del ganador, éste consiguió persuadir a Baleares y Murcia. Los avales son para los candidatos como las remontadas para el Real Madrid: no hay que descartarlos hasta el último minuto.
Después, en 2008, el todopoderoso Mateu Alemany hizo un amago de volver a la carga, pero no llegó ni a presentarse porque los estatutos no se lo permitían por ciertas incompatibilidades. Ahora ha vuelto al foco, pero más como CEO que como opción presidencial. Más tarde, Miguel Galán, Jorge Pérez y hasta Casillas tantearon los apoyos del personal y vieron que era adentrarse en una selva con cocodrilos y serpientes. El director de CENAFE, que prefirió centrarse más tarde en la pelea en la Madrileña mientras acudía a los tribunales para hacer oposición, recuerda así su experiencia. Sin importarle, como otros, ceder su nombre y apellidos y sin exigir el anonimato: “Lo que yo viví fue mucho más complicado. Era pelear contra Villar, que era el dueño de España. No pude ni presentarme. Había incluso árbitros internacionales en activo, como Velasco Carballo, que luego ha sido presidente del CTA, que llamó por teléfono a mi coordinador de árbitros (Miguel Ángel García Hernández, expresidente del Comité en Madrid) para que dejara de hacer lo que estaba haciendo. Le decía que yo era como Podemos y que apoyara a Villar como los demás. ¡Estando en activo! Algún club me llegó a decir que avalaba a Villar porque él tenía influencia arbitral a nivel internacional al ser vicepresidente de UEFA y FIFA”.
Y añade: “Así, por ejemplo, me lo dijo Albert Soler cuando fui al Camp Nou a visitar al Barça. Es la primera vez que lo cuento. Me dio las gracias, pero fue claro. Era un sistema clientelar y corrupto, me retiré y cogí toda la documentación y me fui a Anticorrupción junto a Jorge Pérez. Ahí empezó la Operación Soule“. Galán, que ya ha cogido carrerilla porque ve que también ha logrado complicar a Rocha, sentencia: “Ahora Víctor Francos le había hecho un traje a medida a Rocha. Nunca ha habido un candidato que venga de fuera, porque Rubiales ya era el delfín de Villar y estaba en la Junta. Siempre ha sido así. También recuerdo que a Pino Zamorano, estando aún arbitrando, le metieron en la nevera por dar charlas en mi academia. Y hay un presidente territorial, que sigue ahí, que llegó a decirme que había visto vídeos míos con contenido sexual con menores y que tuviera cuidado. Tengo los audios y mensajes. Si es que me han llegado a mostrar hasta una pistola… Tengo que contarlo en un libro. Increíble. ¡Cómo va a lograr alguien un mísero aval con esta gente!”.
La situación en nuestros días
Hasta 2018, el término aval permaneció silente. Hasta que Luis Rubiales, motivado por la experiencia de su colega Pedro Sánchez contra viento y marea, cogió su coche y a su tío, cuando eran uña y carne, y se recorrió España en busca de esos documentos que le permitieran asaltar los cielos. El cara a cara, la persuasión y “las promesas de profesionalización” fueron sus grandes bazas para dejar AFE y ganar, desde fuera, al candidato Juan Luis Larrea, que se había postulado desde dentro tras 30 años como tesorero de la RFEF, escudero de Villar y líder de la Guipuzcoana. “La dotación de entre 100.000 y 200.000 euros para que los presidentes dejaran de cobrar dietas y los destinaran en sus territoriales a contrataciones de personal o a ponerse sueldos, fue decisivo”, refuerza un ayudante de Larrea la versión que ya dio en Relevo.
Así, Rocha no ha hecho más que aprovechar la coyuntura actual para recibir un apoyo sin fisuras, prometer cambios drásticos y la limpieza de la casa y, sobre todo, mantener las prebendas que ahora quedan en el aire. Aunque alguno le haya avalado tapándose la nariz y otros prometan que no le votarían nunca y que, si entra, que ya parece algo muy difícil de cumplirse, le darán como Tebas cien días de margen antes de bajarle el pulgar. “Si todos los presidentes le han apoyado y tú te quedas apartado, al final lo pagas. Un día no te aprueban que venga la Sub-21 a tu zona, otro te hacen el vacío en una reunión, igual no te preguntan sobre determinadas cosas… Al final lo paga el presidente y su gente, y hay que ser responsables”, reconoce uno de los presidentes norteños con menos sintonía con el futuro mandamás que, como desveló este periódico, sigue tirándose de los pelos junto al resto por no haber destinado al menos 21 de los 107 avales presentados por Rocha para postular a otro barón en la sombra como estrategia por si la justicia acorralaba al hombre de consenso.
Además del poder autonómico, LaLiga, AFE y ProLiga también son otros pilares en la sombra, por lo que si eres candidato y quieres tener avales para presentarte conviene que te lleves bien con Javier Tebas, David Aganzo y David Jiménez, sus respectivos presidentes. Todo lo demás, ser buena persona, un líder en tu trabajo, gozar de la simpatía de tu comunidad y tener un currículum inmaculado no sirve más que para tener la conciencia tranquila. La prueba más evidente es que Eva Parera, que fue la primera fuera de la RFEF en revolverse, no ha podido presentarse pese a estar muy preparada, tener buenos contactos en el Gobierno, una experiencia dilatada en la gestión política y conocer al dedillo el mundo del deporte que ha mamado de su padre (el mítico culé Anton Parera). No le han echado un capote desde la Junta Electoral, porque tampoco es su misión, ni para hojear el censo con la intención de ver los contactos de los asambleístas para saber qué puertas tocar. O ahí está Carlos Herrera, líder de opinión con millones de oyentes como audiencia en la COPE, que sólo ha podido amagar pese al intento de algunos clubes profesionales en catapultarle (Betis, Villarreal, Rayo, Getafe, Levante y Ponferradina…), de un par de futbolistas y del incansable trabajo de su ayudante Roberto Gómez. El periodista, cuentan, no paró de pedir apoyo para él a todo el mundo ni en la boda del alcalde Almeida.
Sólo por estos ratos, y por verlos hasta en la sopa de banquetes de tronío, ya merecen la pena los avales. Y, sobre todo, porque igual en unos días hay que volver a solicitarlos.