Quique Guasch Blasco (Barcelona, 1951) fue un periodista tan presente en las casas de los españoles durante décadas, en los programas deportivos y en las transmisiones de los partidos de futbol, que incluso le escribieron canciones. Durante muchos años, su calva y su mostacho fueron iconos de la televisión pública española, porque trabajó durante 32 años en TVE. Pero, además, ha colaborado en doscientos mil programas de radio, de tele, escribió polémicos artículos en el Sport y no pocas entrevistas en Don Balón. Y siempre lo hizo con estilo y sin cortarse. Presentó shows en discotecas -las noches de los martes del Trauma activaron la vida “social” de Barcelona-, entregas de premios, elecciones de mises… Es un mito, se mire como se mire, que acepta una entrevista con Relevo por respeto a Miguel Rico y a mi padre, que cría malvas. Llega a la Boqueria moreno como de costumbre después de su partidita diaria de dominó en el Club Natació Barcelona, un rincón maravilloso y que a día de hoy le permite ver pasar los bólidos de la Copa del América, aunque a la mayoría los socios del centenario club de la Barceloneta les importe una mierda.
¿Tú eres tonto?
A ver, ¿qué necesitas?
Y eso a quién le puede importar.
Pues a ver, ¿Por dónde empezamos?
No, en Les Corts, pero en la frontera con Sants. Vivía enfrente de la Modelo. Entonces Les Corts eran campos, los críos vivíamos en las calles, como indios. Nos echaban de casa a jugar, porque en sesenta metros cuadrados vivíamos los hijos, los padres, los abuelos… no cabíamos.
Llegué por la radio, estudiaba derecho y trabajaba en una notaría. Tendría 20 años. La facultad era muy activa políticamente, estábamos todo el día de huelga. Era el final del franquismo. Y un 18 de julio nos cerraron la facultad, la cerraban cada dos por tres. Vi en el periódico que se convocaban unas pruebas a la radio, en la escuela oficial. Le dije a mi madre que yo eso lo aprobaba a la primera y a mi santa madre le dio la risa. Me dijo: ‘Tu hijo no apruebas a la primera, ni la primera comunión’.
Claro que aprobé. Vaya disgusto se llevó mi madre. No veía futuro en eso del periodismo. El caso es que te hacían un examen global y de voces y como yo hacía muchas voces… me fue bien. El primer año me harté de hacer novelas en radio, juventud, hice mil. Y aprendí mucho. Por allí pasó gente que fue muy famosa, no seré yo quien lo explique.
También presenté programas musicales. A deportes llegué porque se puso enfermo un tío, no recuerdo el nombre. O algo le pasó, no sé, no me acuerdo. El caso es que necesitaban a alguien que fuera a entrevistar a Rinus Michels. Yo no tenía ni idea de quién era, pero me fui a entrevistarle. Y ya me quedé, éramos tres: dos viejos y yo. Luego, no sé qué año, me llamaron para hacer una prueba en TVE. Entrevisté a Asensi. Y pasé la prueba, me cogieron y dejé la radio. Fui tonto porque podía haber cobrado dos sueldos. Siempre fui muy tonto. Mal no me fue, la verdad, pero en otro momento también pude compaginar la tele y el Sport, pero me daba miedo que me echaran de la tele. La verdad es que todo dios compaginaba curros, pero a mí me daba miedo que me echaran y no lo hacía.
Entré en el 75, cuando murió el generalísimo. En informativos nos hacían ir de luto, no te lo pierdas, era muy fuerte. Trabajé con Juan José González, un grande.
Sí, claro, en todos. Yo tenía que buscarme la vida para ser diferente, para saber que era yo, hacer cosas diferentes. Porque no se trata de decir las cosas, de dar noticias, se trata de cómo las das, de ser diferentes, personal. Y yo siempre traté de serlo.
Mentira, las había y buenísimas. Pero no voy a entrar en ese tema. Solo te diré que he tenido excelentes compañeras, buenísimas. Es verdad que vivíamos en una sociedad machista, pero la tele estaba llena de mujeres con un talento brutal.
Sí, también era una manera de cuadrar el video, ¿no? Buscaba soluciones, y también dejar el sello para que se fijaran en mí. Pero lo hacíamos muchos. No sé, Martínez Campos en Sevilla tenía su estilo. El de Galicia, el suyo. Era una tele muy de autor, muy personalizada si quieres. Traté de crear mi estilo.
Hombre, he cubierto seis mundiales. Piensa que llegué a la Selección con Santamaría y creo que la dejé con Camacho si no me falla la memoria. Sí, la verdad es que mis jefes confiaban en mí.
Porque me mandaron cubrir el grupo de Alemania, Camerún… a Galicia y Gijón. Ya me dirás tú que pintaba yo allí con Diego en Alicante y Brasil en Sevilla. ¡No me jodas! Yo quería estar en Valencia con España. Bueno, al final en la primera fase hice mucha amistar con Bearzot, el seleccionador italiano. Me invitó personalmente a la final de Madrid el tío, muy majo, un caballero. Es que al final éramos cuatro y cogías confianza. Me acuerdo de Boniek en aquel mundial.
Sí, ese. Estaba sancionado y le daban permiso para salir y nos íbamos él, la traductora y yo por las noches al Up and Down. Si te contara lo que han visto estos ojitos…
Es que hay cosas que no se pueden contar. Te puedo contar tonterías, pero las gordas me las llevaré a la tumba. Los periodistas hemos de ser discretos, por decencia.
Hombre claro, lo que pasa en Las Vegas queda en Las Vegas, de los compañeros y de los protagonistas.
Claro. Hay cosas que no se cuentan, por profesionalidad, respeto, amistad…
Jugaba muy bien. Un día me cogió en Italia y me dice: ‘Tu amigo Maradona se droga, que vaya con cuidado’. Y tenía razón.
Sí, nos queríamos mucho. Era un gran tío. Recuerdo que Pablo Porta, en Italia, con el que teníamos muy buena relación, vino y me dijo: ‘Quique, tu amigo Diego se droga, cocaína. Ten cuidado”. Ya era tarde. Pobre. Un día mucho después, me pregunto: ‘Quique, ¿si no me hubiera drogado, que hubiera hecho en el fútbol, donde habría llegado?”. Joder, le dije, ‘pues en vez de un cuarto de hora, hubieras durado una hora’. La puta mierda de la droga.
Nunca. Ni he bebido, tú lo sabes. Mi droga es el sol.
Sí, porque sabían que tenía una estrecha relación con Diego y pensaban que cuando iba era porque había noticia y me buscaban en el hotel, en el campo, ‘¿qué pasa, qué pasa?’. Joder, no pasa nada, vengo a verle. Yo iba a Napoli y Diego me ponía hasta escolta. Diego es lo más grande que he visto: rebelde de izquierdas, sindicalista. Había un charco y lo pisaba. Solo había uno como él, tan comprometido por todo: Sócrates.
No se debería, pero es inevitable, el roce hace el cariño. Yo me llevaba muy bien con los del Barça, con los del Español, pero también con los del Madrid… en la Selección había muchos ratos muertos en las concentraciones y al final, tampoco viajábamos tantos periodistas. Piensa que solo había una tele, usábamos el mismo avión, vivíamos en el mismo hotel… Lo que me da pena es que nunca les he visto ganar nada, nunca ganamos nada. Siempre íbamos de fracaso en fracaso.
Bueno, con Javi estuvimos muy cerca de hacer algo gordo en Estados Unidos. Teníamos jugadores y entrenador… no creo que el entorno acompañara, pero eso ya es otro tema. Tengo un gran recuerdo de aquellos días, lo pasamos muy bien con José Ángel de la Casa, la gente del Sport, Rico, Carazo, el inglés, Campaña, Bartolomé Jiménez -que cámara de TVE-, Del Moral… con Besa inolvidable. Al final eso es lo que te llevas, saber que guardas amistad con ellos.
¡Un gran tipo! Un ejemplo de credibilidad y un adalid de la libertad de expresión. Bueno, la verdad es que me abrieron expediente por su culpa.
Nada, que como suele, mintió y yo salía a defender a la tele. Estaba entonces haciendo El Rondo, después de que lo dejara Arús. Da igual. Ya pasó. Por su culpa estuvieron a punto de echarme de la tele. Pero claro, yo tenía razón y él mentía.
La voz de su amo, de Florentino. Da igual. Mi conciencia estará siempre por los siglos de los siglos, más limpia que la suya, porque yo jamás le he hecho daño a nadie. Y menos a un compañero. Pero es igual… Yo sigo teniendo amigos después de 40 años en la tele.
Porque me echaron. Un reajuste de personal. Y como estaba en la franja de edad, me echaron. Si hubieran decidido que se tenían que ir los calvos, pues se hubieran ido los calvos… y a mí también me hubieran echado, claro.
Yo nací calvo y con bigote.
Probablemente.
Sí, y galas benéficas también. Me divertía…
SÍ, con los jugadores del Barça. Cruyff se cabreó mucho, les amenazó con que no iban a jugar si no dejaban de hacerlo, pero la verdad es que se distraían, se reían… y lo hacían en el día de fiesta. Johan quería que se repartieran la pasta, creo… Bueno, al final duró un año. Estaban Pep, Txiki, Julito, Talin, Eusebio… lo pasábamos muy bien y tampoco creo que les distrajera demasiado porque ganaron la Liga y la Copa de Europa… Nos divertimos mucho.
No, hice dos, los Juegos de Barcelona, que mira que eran los de mi ciudad y al menos tenía un compromiso emocional, y los de Atlanta, que fueron un infierno. Y además, no me enteraba de nada. No sabía nada, no conocía a nadie, Menos mal que estaban los del waterpolo, si no me muero allí mismo.
No, yo estaba con el micro a pie de campo.
Había de todo. Pero lo que no había era un jefe de prensa molestando, eso no. Suelo decir con orgullo que a mí se me paraba siempre Arconada, y tenía fama de arisco. Guardo una buena amistad con él, aún nos llamamos. La gente decía que era raro, pero yo me llevaba fenomenal con él, y ¿sabes por qué? Porque le respetaba. También te digo que antes éramos menos periodistas, pero te aseguro que las condiciones de trabajo de entonces no eran las de ahora. Menos periodistas en el césped, al final del partido había de todo.
¿Tú me lo preguntas? Porque es el mejor rincón del mundo. Soy socio desde 1981. Antes era del Barceloneta, pero mis amigos se hicieron mayores y se fueron para allí y yo me fui con ellos. ¿Pero qué decías qué me escuchaste decir?
Absolutamente. Y tú lo sabes. Aquella manera de entender la profesión, de vender las cosas, de trabajarlas, de relacionarte con los protagonistas y con los compañeros, ese periodismo no existe. El que yo conocí, no existe. Lo que hacen ahora es una mierda. Bueno, no quiero meter a todo el mundo en el mismo saco. Y me refiero al periodismo deportivo. Sigue habiendo gente decente, es verdad, pero hablando en general, esto es una vergüenza. Están cagados. Pero cuando permitimos que mandaran los departamentos de comunicación, que Tebas decidiera que se puede preguntar y que no, que Florentino escoja a los presentadores y a los comentaristas… ¿Dónde está el colectivo para decir basta, Lu? Que por menos hemos devuelto la acreditación al Barça porque no dejaba entrar a no sé quién, y un año no fuimos a la comida de Navidad para decirle que punto, que qué se habían creído, que se comiera él los canapés. No recuerdo la movida, pero plantábamos cara y ahora a Florentino, ¿quién le tose? Es una vergüenza en lo que hemos convertido la profesión. Hemos tragado demasiado y reconvertirlo a estas alturas es demasiado complicado. Ese periodismo que conocimos tú y yo, Lu, nos lo ha robado Florentino. Los chavales han crecido en la cultura del miedo al poderoso cuando antes los poderosos tenían miedo del periodista, porque los medios eran libres. Ya no.
‘El Tofo’.
Sí. He viajado mucho con él, un tipo extraordinario, socarrón, elegante, un profesional excepcional y como persona y amigo ni te cuento. De otra raza. Y un narrador extraordinario… ¡De Tele! Narrar los partidos en la tele no es narrarlos en la radio, que la gente se confunde. En la tele no necesitas los detalles que te exige la radio, porque lo estás viendo, ves cosas que no ves en la radio, obviamente. Recuerdo a la vieja escuela José Félix Pons, Matías Prats padre, Fernández Abajo… Genios. Es que ahora, estás viendo el partido y te gritan, te saturan.
Porque no sirvo. Hay que ser consciente de eso y no creerte más de lo que eres. Saber de dónde vienes.
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