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Ese algo especial | Marca

A pesar de que no fue un partido bueno, hay algo especial que envuelve al Madrid en la Champions. Si no lo tuviera no habra ganado tantas en los ltimos aos, sobre todo cuando no estaba Cristiano. La de hace dos aos nos mostr ese algo especial en el que se mezclan la historia y los valores de manera idntica, porque sin una no habra lo otro y viceversa. Los que vemos al Madrid en la panta

lla luminiscente del bar sentimos ese algo especial. Unas horas antes nos envuelve una emocin distinta. Como siempre. Y cuando esa msica de Handel con arreglos de Tony Britten suena con toda su fuerza sentimos que nada mejor podemos hacer que estar all, dispuestos al gozo futbolstico en manos del equipo que ms veces la ha ganado.

Un salvador inesperado

Los alemanes tienen un motor que jams gripa. Van en oleadas de fuerza al ataque, en bandades de jugadores que llegan en mayor nmero.

Su tctica es intentar que el otro equipo muerda la yerba dominado. Arrollado, empequeecido, empujado hacia el abismo de su propia portera. En algunos momentos dio la sensacin de que el Leipzig marcara fcil, y ms con la defensa de urgencia de los blancos. Pero apareci el que menos esperbamos, Lunin, y nos regal nueve bellas paradas. Algunas frente a un jugador que llegaba solo. En la pica madridista europea es habitual que aparezca un jugador inesperado, como Nacho secando a Salah. Fue una suerte porque pareca otro, ms cerca de Courtois, seguro, salvador, como el belga.

El gol da la vida

Que apareciera Brahim no fue una sorpresa. Que la solidez de su zancada resistiera la embestida de cuatro defensas, tampoco.

Y que de la empalizada enemiga surgiera un disparo genial, tampoco. Brahim ya no nos sorprende cuando marca goles siendo ese jugador de calle que regatea hasta su propia sombra. El equipo se mantena otra vez en la pica, poda olerse el gol enemigo, pero el malagueo firm una obra de arte de habilidad y tcnica. El bar se vino abajo y todava se habla de su belleza. Despus de ese gol la victoria puso sus dedos en la frente madridista. Vinicius pudo marcar otro parecido, pero el maldito poste lo dej sin celebracin. Vinicius, Bellingham, Brahim, Rodrigo, Joselu… Una delantera bestial.

Y volver, volver, volver…

No dejaremos jams de ilusionarnos con Nadal. Siempre desearemos que regrese y pediremos al destino que cuide sus articulaciones, sus msculos, su cuerpo lleno de las cicatrices de muchas batallas ganadas y pocas perdidas.

En Australia apareci con una fuerza inesperada, y cremos hasta el fondo, pero el cuerpo dict una sentencia distinta. Otra vez a casa. Ahora vuelve y sigue siendo un referente de tica y honestidad. Si dice que no ha vendido su alma a Arabia y mantendr sus principios, lo creo. Intentar ayudar a una evolucin positiva y, si no, reconocer su error. Siempre nos ha demostrado Nadal que va con la verdad. Por eso lo creo. Ahora volver a ver un gran partido de Nadal es el objetivo. Lo conseguir.

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