Hablar con un valenciano en estos momentos es una tarea sensible por la “consternación, indignación, rabia y, sobre todo, mucha pena” por las consecuencias de la DANA, pero hacerlo con Arturo Valls (Valencia, 1975) le añade rápida e intrínsecamente un cariz simpático. Con ese tono recuerda cómo empezó la carrera de periodismo e hizo prácticas “en radios locales” de Valencia, “pisando el césped con el peto, en la época de Luis Aragonés, que eso era durísimo. Me daba mucho respeto. Era una persona con mucha autoridad y con mucho carácter y acercarte ahí a ponerle la alcachofa era complicado”.
El presentador y actor relata sus tiernos pinitos en el periodismo deportivo. “Cuentan mis padres que con cinco o seis años yo me ponía con un palo y una naranja a ver cómo jugaban mis primos a fútbol. Antes que jugar, lo que me molaba era narrar el partido”, recuerda Arturo, que presume de valencianismo a pesar de los malos tiempos de su equipo, colista de Primera. “Lo sufro mucho, lo sufro mucho, sobre todo por mi hijo, por ejemplo, que ves que mantiene la afición viviendo en Madrid. Estando como estamos, ya lo veo viendo los partidos del Barça con cierta ilusión y digo: “Martín, ¿qué está pasando?”, cuenta entre risas el exreportero del programa “Caiga quien Caiga’, con el que le dio una mala noche a su familia tras la derrota del Valencia por 3 a 0 en la final de la Champions League contra el Real Madrid en el año 2000 en París. “Acabó el partido, le lancé las gafas a Raúl, se las puso y yo estaba emocionado por la parte del trabajo, de decir: “¡Guau, tengo el reportaje!” Y mis primos: “¿Cómo?” Haberle escupido en las gafas”, confiesa jocoso.
(Se ríe). Sí, sí, sí, sí, de otras épocas también en las que había que buscar ese respiro y esa evasión en forma de humor, que a veces es lo único que nos puede salvar. Me ponía José Luis Perales en las videollamadas, en esa época en la que nos comunicábamos todo el rato a través de las pantallas. En otras plataformas tengo Beyoncé, que también mola.
Pues me ha pillado en Madrid. Y estamos como estamos todos, un poco con esa consternación, con esa (también) indignación, con esa rabia, con ese no entender nada y, sobre todo, con mucha pena de ver la gente que está sufriendo. Y, al mismo tiempo, sorprendido de la capacidad que tiene el ser humano, a veces, de responder y unirse ante la adversidad como ha hecho el pueblo valenciano, que ha sido increíble. Eso ha sido muy emocionante, ver a todo el mundo cómo ha arrimado el hombro y cómo se ha desplazado gente de todas partes a apoyar. Yo, en la medida posible, desde aquí hemos hecho un montón de acciones y de gestos.
Recogida de alimentos en los primeros días -sobre todo, agua y alimentos. Recogíamos en puntos de Madrid para enviarlos a Valencia-. Luego, ONGs con las que colaboraba anteriormente y que ahora hemos reactivado esa colaboración en forma de donativos, como Casa Caridad Valencia. Ahora, por ejemplo, cosas más pequeñas, pero que ‘tota pedra fa paret’ (‘toda piedra hace pared’). Estamos haciendo una subasta relacionada con el mundo deportivo. Una subasta de camisetas de juego, camisetas icónicas y camisetas importantes de jugadores del Valencia y de toda la Liga cuyos beneficios irán también para los afectados por la DANA.
Y, sobre todo, mucha redifusión. La gente que tenemos así altavoz en redes sociales, pues intentar difundir todo tipo de mensajes, sobre todo informativos y constructivos, que es lo que creo que hace falta. En mitad de este ruido uno intenta hacer ese ejercicio de evadirse del mismo, de las redes sociales, de ese batallar, de esas polémicas. No, no, ahora no toca eso, ahora hay que poner el foco en la gente que lo necesita. Ahora no es tiempo de discutir ni de perder tiempo discutiendo buscando responsabilidades, que ya llegará el tiempo. Yo creo que eso es lo más importante y en lo que más me centro, porque es que te asomas a las redes y es terrible, terrible.
Por suerte, no. Quiero decir, que a nivel salud está todo el mundo bien, pero sí amigos que han sufrido daños materiales: coches desaparecidos, naves industriales, locales, bajos… Sí que tengo algunos amigos afectados en este sentido.
Con Serantes, sí. Fuimos compañeros de facultad en esos primeros inicios en los que uno tenía vocación de ser periodista deportivo. Luego he acabado tirando gente por un agujero o bailando al lado de un brócoli, como estos días (se ríe, en alusión a la actuación de Miguel Ángel Revilla en ‘Mask Singer’ disfrazado de brócoli), pero al principio estudié periodismo y coincidí con Serantes, con Carlos, y me llamó para esta iniciativa que ayer (por el miércoles) se presentó.
Presentador y actor
Se presenta la subasta con todo un icono del fútbol valenciano, que es Mario Alberto Kempes, y claro, ya compartir, aunque sea imagen digital, con el Matador era un lujazo. Explicamos cómo iba a ser la subasta: a través de un hilo de Twitter la gente va a ir pujando diferentes lotes de camisetas de diferentes jugadores y coleccionistas, sobre todo, que han donado esas camisetas para esta puja. Creo que es el 14 cuando ya se hace la puja definitiva y durante esta semana la gente se podrá ir metiendo a ver los lotes e ir pujando por estas camisetas.
(Sonríe). Pues sí, sí. Había afición en casa desde pequeñitos. Íbamos a Mestalla con mis padres, con mis tíos y… siempre, la narración deportiva. Cuenta la leyenda que con cinco o seis años yo me ponía, con un palo y una naranja, a ver cómo jugaban mis primos a fútbol. Antes que jugar, lo que me molaba era narrar el partido. Iba contando lo que estaba pasando ahí con mis primos en el chalet, en la casa de campo donde veraneábamos. Eso me gustaba.
Luego ya un poco más de mayor, fíjate, mi ilusión era comentar tenis e ir viajando por el mundo. Con 16, 17 decía: ‘Cómo molaría. Londres, París, Roma…’ Y me veía yo ahí. Una cosa como muy tranquila, más allá de toda la vorágine y el circo que es el fútbol, que me sigue apasionando pero que entendía yo que aquello era mucho más relajado. Y bueno, sí, estudié periodismo e hice mis prácticas en radios locales en Valencia, pues como tú, ahí en el campo, en el césped, pisando el césped con el peto en la época de Luis Aragonés, que eso era durísimo, claro, porque de repente conectaban conmigo: ‘Bueno, acaba de marcar no sé qué equipo, ¿cómo está Luis?’ Y yo decía: ‘Pues no me quiero acercar, porque este carácter, pues está enfadado’. Me daba mucho respeto. Era una persona con mucha autoridad y con mucho carácter y acercarte ahí a ponerle la alcachofa era complicado.
Presentador y actor
(Se ríe). Total, total. Sí, sí, sí, ¡qué calor! Ayer lo hablaba con Kempes, si conservaba y cómo jugaban con esas camisetas en los 70, ese algodón que era casi lana. Dices ‘¿cómo podían jugar con eso?’ Pues no, anécdotas, no. Bueno, vibrar con Romario, alucinar ahí a pie de pista, verlo tan cerquita con esa magia que tenía. Sí tengo anécdotas, ya un poco más mayor, cuando doy el salto a nivel nacional con el ‘Caiga quien caiga’. Empiezo a cubrir muchos eventos deportivos, mucho fútbol, muchas Champions, finales y partidos importantes. Y digamos que hubo un momento que los deportes los cubría yo, y el fútbol en concreto.
Y hubo una fecha muy señalada que fue la final de Champions en París entre Real Madrid y Valencia en la que yo me tuve que despojar de mi… Quitarme el traje de aficionado y convertirme en el periodista, aunque había mucha comedia, ya sabes lo que era el ‘Caiga quien caiga’, tenía esa cosa más ácida y tal. El caso es que yo tenía que cubrir aquello de una manera objetiva. Entonces, hubo un momento que conseguí, que era como el gran reto, darle las gafas del programa a Raúl cuando acababan de ganarle el partido al Valencia. Un partido que, por otra parte, hablando de chándal, ya en el calentamiento ya se veía cómo les sentaba (se ríe), el lenguaje corporal. Ya veías, decías: ‘Ostras, cómo les sienta el chándal a los del Madrid y cómo a los del Valencia’. Ya ahí notabas que ese miedo escénico, ese lenguaje corporal.
Acabó el partido, le lancé las gafas a Raúl, se las puso, y yo estaba emocionado por la parte del trabajo, de decir: ‘¡Guau, tengo el reportaje!’ Entonces, me llaman mis primos, que estaban ahí desplazados -claro, toda la familia fue a aquella final de París-, y yo: ‘Buah, tío, ¡cómo mola, le he dado las gafas a Raúl!’ Y mis primos: ‘¿Cómo? ¡Pues haberle escupido en las gafas’! Y yo digo: ‘¡Es verdad, es verdad, perdón, perdón!’ (Se ríe). Narrando mis logros como periodista y la familia estaba fastidiada por el resultado.
Sí, sí… Yo siempre tengo esos sentimientos encontrados de buscar la evasión también, de alguien que quiera desconectar del drama, de no estar las 24 horas pensando en esa tragedia que es muy dolorosa. Justamente por eso quizá no el primer fin de semana, que es obvio, es lógico, pero a lo mejor, ostras, igual sí que hay ganas de esto, de hacer un paréntesis, de buscar un momento en no pensar en todo lo que está ocurriendo, con todo el respeto. Es que en la vida hay que levantarse y hay que también de alguna manera coger fuerzas para remontar, ¿no? También lo respeto, es una cosa que tampoco tengo clara de ‘claro que sí, hay que volver a jugar, hay que volver’. No lo sé. Pero a veces pienso que con el entretenimiento, con los programas de tele, pues que hay que continuar, e incluso hay gente que esto le puede servir para hacerle más llevadero este drama.
Bueno, es que claro, es que eso, es que eso… (Se ríe).
Pues lo sufro mucho, lo sufro mucho, sobre todo por mi hijo, por ejemplo, que ves que mantiene la afición viviendo en Madrid. Ser del Valencia viviendo en Madrid… Vete al cole todos los días a que te hablen de Mbappé, que otro que tal, ahora mismo… Pero imagínate a principio de temporada, o hace unos años con Cristiano Ronaldo, el Atlético Madrid, los fichajes, y tú, esa sequía, esa travesía por el desierto que estamos atravesando, pues es muy fuerte. Menos mal que esa final de Copa del Rey frente al Barça de Messi hizo que eso se marcara a fuego y que parece que eso ya no va a cambiar, pero claro, estando como estamos, ya lo veo viendo los partidos del Barça con cierta ilusión y digo: ‘Martín, ¿qué está pasando?’ Porque al final quieres ver fútbol también. El sentimiento es el sentimiento y yo veo los partidos, todos los partidos, que a veces amigos o familiares me dicen: ‘¿En serio vas a ver este Valencia-Leganés?’ Y sí, pero lo que quiero ver es juego.
Presentador y actor
De verdad que yo no soy un aficionado resultadista, pero sí soy aficionado del buen juego, del espectáculo. O sea, lo del otro día en Getafe, ya por los dos equipos, ¿eh? Eso no se puede permitir, eso habría que penalizarlo de alguna manera. Ya te digo, más allá de los resultados, de lo mal que estamos, de Peter Lim, no se puede renunciar al fútbol. No es que renuncie al fútbol, es que entiendo que se te encoge la pierna. Haciendo un símil con el tenis: ves a esos jugadores cuando no quieren perder, que el brazo ya no fluye, la pelota no corre, pues esto es igual. Entonces, no lo sé. Yo lo que quiero es decir: ‘Buah, hemos perdido pero es que no ha entrado el balón, hemos tirado diez veces a puerta. Mira qué pared hemos hecho, mira qué juego en el centro del campo, mira qué extremo, cómo corre’. No. Lo que estamos viendo es muy triste.
Por ir a los tópicos y a los estados de ánimo, que decía Valdano: se entiende que estás pasando un momento en el que no tienes la confianza para meter el centro o para jugarte el recorte o para meter un pase en profundidad. No tienes la confianza y pasa al revés. Cuando los jugadores están a tope, pues te sale todo. Ese cambio no sé cómo se hace, no sé cómo lograrlo, porque sí que es una cosa que consiguió Baraja en su momento. Baraja nos saca de un estado parecido, como que ilusiona, conecta con cuatro o cinco jugadores vírgenes, poco intoxicados, con esa ilusión, y entonces de repente nos vemos ahí otra vez ilusionados y otra vez a punto de conseguir cosas importantes. Ahora no sé cómo se va a hacer. Este Valencia, no sé qué revulsivo, en forma de qué, si un fichaje en invierno, alguien que de repente contagie a los demás jugadores en esa cosa más emocional… Porque los jugadores son incluso mejores a nivel individual. No sé, esto es un drama.
(Se ríe). Sí, sí, sí. Salvarnos, sin duda. De hecho, te diré más, y esto es polémico: prefiero jugar por la salvación que quedarme a mitad de tabla. Eso es una cosa anodina, que no tiene ningún interés. Por lo menos, que te asomes a los partidos con esa cosa de ‘venga, a ver si nos salvamos’. Que haya algo de emoción, ¿no? ‘Tocó en Hugo Duro, tocó en Hugo Duro’. Es que si no, ¿qué? Estar ahí, perder tres, ganar uno, perder tres, ganar uno y quedarte ahí el 15… Que haya emoción, que haya emoción. Es que si no…
Presentador y actor
Hombre, pues sí, sí, porque a lo mejor sería un aliciente también. Que esto no nos garantiza que alguien de casa vaya a gestionar bien, lo hemos visto en la historia, lo hemos visto, pero por lo menos, algo de respeto a la afición, algo de cariño, algo de empatía seguro que va a tener. Sólo por eso yo preferiría otro presidente en Valencia, al margen de analizar un montón de cosas, como ese interés puramente económico y sin ningún tipo de cariño. Lo que pasa que hay veces que, también te digo, cuando ves tres pases mal dados o que te meten un gol porque había un fallo defensivo, que la gente empieza a decir ‘Peter Lim’… Es que ahí Peter Lim, ¿qué? Hay veces que veo a la gente y digo: ‘Pues eso, fruto de la indignación y de la frustración’. Pero sí, en el fondo sí que preferiría alguien con más sentido de la valencianía y de lo que significa ser aficionado de un equipo de fútbol.
Sí, también lógico, porque es donde primero te fijas y donde primero buscas responsabilidad. Yo creo que le debemos mucho. Yo le daría un poco más de… Confiaría un poco en encontrar esa solución. Entre otras cosas, (se ríe), porque dime a mí quién va a venir con este panorama. Alguien que entienda los entresijos, que entienda el vestuario. No sé, de momento yo creo que es un de Guatemala a Guetepeor, que dices: ‘No sé si lo que va a venir…’ Es que ojalá, ojalá hubiera alguien que dice ‘bueno, yo me voy a enfrentar a este reto, entendiendo todo lo que supone, que es: no me van a dar fichajes, no voy a poder hacer lo que yo quiera’. Eso es difícil. Entonces, si hay alguien como Rubén, que asume ese reto y esa responsabilidad, vamos a aguantar un poco, a ver si encuentra la manera de salir de ahí. Yo preferiría que no sea con el cholismo, porque eso sí que es muy bajón muy bajonero. Intentar salir de aquí renunciando al fútbol y metiendo ahí a cinco centrales… Si dices: ‘Los contraataques son como ese Piojo López, que somos un bloque y luego salen como balas y es maravilloso’. Bueno, tampoco me gustaba mucho ese estilo, pero por lo menos…
Por lo que decía del espectáculo. Me gusta el fútbol más ofensivo, más alegre, más creativo y no tanto basado en el bloque defensivo, que entiendo que es muy efectivo y muy resultadista. Ahí está el Cholo. La gente lo que quiere es sumar puntos y ganar y verte ahí arriba. El propio Voro, con el que coincidimos a veces en el palco, me dice: ‘Ahora lo que necesitas es puntuar’. Entonces, no puedes ahora exigir además juego bonito. Pero bueno, está complicado.
Pues mira, yo era muy de Aimar, por ejemplo, de esa cosa tan casi poética que tenía, esa manera, ese cuerpo, cómo se movía. Leonardo en esa banda izquierda me parecía muy plástico, ese tipo de jugadores con clase, con ese verlos correr. Guedes, también. Esos jugadores que a veces se tiran el equipo a la espalda. Eso echo de menos, que es lo que también nos falta ahora. Esas últimas jornadas de Javi Guerra que lo veías diciendo: ‘Dámela a mí’, y veías que había peligro cada vez que la tocaba, ese fútbol. Y el de la Champions por las victorias, porque estabas ahí compitiendo al máximo nivel. Se disfrutaba mucho de las victorias.
Presentador y actor
Cuando puedo. Lo que sí que estoy haciendo es ver todos los desplazamientos a Madrid. Eso sí que no fallo: Getafe, Lega, campo de Vallecas. Además, campos muy chulos, campos que molan un montón, pequeños, que se ve el fútbol de otra manera y como todo más cerrado y está muy bien. Wanda y Bernabéu, por supuesto. Y Valencia sí, en ocasiones especiales. Mira, íbamos a Mestalla a ver al Real Madrid. Antes de todo esto yo le decía a mi hijo: ‘¿Pero en serio, conforme estamos, quieres ir a…?’ Dice: ‘Sólo por ver la pitada a Vinicius ya vale la pena’. (Se ríe). Digo: ‘Vale, vale, pues entonces hay que verlo’.
(Se ríe). No puede ser más surrealista ese programa, vamos. Las cosas que puedo vivir en este programa son… Sobre el papel, cuando me lo ofrecieron, digo: ‘Pero, ¿cómo? O sea, ¿gente disfrazada de gamba, de no sé qué, y cantando? Y gente tan potente y tal’. La verdad es que ahí me vas a ver siempre. Me apunté rápido, por la propuesta, que era como muy diferente. Y sí, eso está grabado de hace tiempo. De hecho, hay veces que me sorprendo yo también. Ha pasado tanto tiempo que digo: ‘Anda, pues estaba aquí Revilla’. Ese Carl Lewis mítico, increíble, el primer día. ‘That’s My Jam’ también está grabado. Probablemente, en el primer trimestre estrenaremos en Televisión Española, programón, eso va a estar muy guay: música en directo y pruebas, divertidísimo.
Y ahora, preparando cosas de ficción, que sabes que voy combinando. Acabo de terminar una película en San Sebastián, una comedia coral increíble, que es ‘Un funeral de muerte’. Hemos hecho la adaptación española de una peli inglesa. Y muy bien, ahora, en un pequeño impasse, preparando cosas y proyectos, y enredando. Muy bien.
Sí, sí, es una faceta que me encanta. El doblar pelis de animación es divertidísimo de hacer y ya llevo bastantes, ya llevo unas cuantas. Me lo paso bomba dando vida a personajes, animando personajes de dibujos, es muy divertido.
Hay muchos hitos, digamos, hay como grandes momentos. ‘Camera café’ es uno de ellos, lo primero que hago en entretenimiento y con un éxito que es difícil de ver ahora. La oferta audiovisual que hay ahora, cada vez es más complicado destacar, pero en ese momento, cuatro millones y medio, cinco millones, todos los días, viendo una serie durante cuatro o cinco temporadas, eso fue increíble. El cariño que tenía la gente a la serie y lo que supuso para mí. Y luego, ‘Caiga quien caiga’. Yo creo que son los dos grandes programas que sí, que marcaron ya una trayectoria. Cuando uno, ya te digo, quería ser periodista y de repente se encuentra con este formato que era perfecto porque era actualidad, había periodismo y había humor, había comedia, había una mirada diferente, mirada crítica, la sátira, Wyoming, Carbonell… Imagínate, con 21 años, era el formato, la gran escuela, lo que aprendí ahí fue…
Presentador y actor
Y luego acabó ‘Caiga quien caiga’, hice un par de cosas y llegó la propuesta de ‘Camera cafe’ como en el mundo de la interpretación, que tampoco estaba previsto. Uno había hecho cuatro cosas en el instituto, de teatro, había tonteado, pero nada, no había ningún tipo de vocación ni objetivo ni meta, y de repente me enamoro de la interpretación. Y durante todo este tiempo he ido combinando las dos cosas, que no es fácil que la gente te compre en un sitio y te compre en otro. Y momentos relacionados con el mundo del deporte, por ejemplo, ver a Michael Jordan y estar delante de él, proponerle un uno contra uno, que me dijera que no y hacerle la gallina a Michael Jordan porque no se atrevía (repite el gesto). Vivir esto, tenerlo ahí a un metro, a ese dios del baloncesto, fue increíble.
¡Guau! (Se cruza de brazos, echa hacia atrás el cuerpo, mira al lado, pensativo). Pues ahí, no sé… Pues igual molaría sentar a dos, un Messi-Cristiano. No, a lo mejor estaría guay esto: un Pelé-Di Stefano-Messi, para estos debates que siempre hablamos, que le echara en cara Maradona a Messi, diciéndole: ‘A ti no te metían las patadas que me metían a mí o yo jugaba con las camisetas esas que daban un calor increíble, o los espacios eran otros, o el fútbol, los defensas…’ Ese debate sería otro muy interesante, ver a cada futbolista en sus circunstancias, que a veces cuando se habla de quién es el mejor del mundo hay que tenerlo muy en cuenta, cómo era el fútbol en ese momento, cómo eran los defensas, cómo eran en los sistemas, cómo era la preparación física… Sería interesante.
Pues sí, desde luego. Que tengan muchísima fuerza para remontar y para empezar de nuevo, que en muchos casos hay gente que lo ha perdido todo y que ahora hay que estar unidos, sobre todo centrarse en esa reconstrucción, que es lo más importante, y mandarles todo el apoyo. Claro, cuando mandas apoyo son cosas como inservibles cuando lo que necesitan es dinero y herramientas y limpieza, pero vaya ese abrazo, ese apoyo y ese ánimo para remontar esas vidas, que entiendo que va a ser una etapa muy dolorosa.
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