Sabios de la salud: la literatura médica del Medievo al Barroco en Castilla-La Mancha

 

Rescatando y exhibiendo el saber transmitido por los libros de medicina 

“Al aunar investigación e imaginación, a veces consigo introducirme mentalmente en las cabezas de los que fabricaron el libro” (Geraldine Brooks, Los guardianes del libro, p. 20).

DE ANTIQUIS LIBRIS SANITATE es un proyecto de rescate de la literatura científico-sanitaria, en el contexto de la historia de la medicina y el ser humano. Indagar entre las páginas del pasado puede traer grandes y gratas sorpresas. Artículos científicos, informes, comunicaciones, tal vez posters, en congresos y exposiciones componen el abanico de posibilidades para ofrecer a los profesionales sanitarios y al público interesado el saber escondido en los antiguos libros de medicina.

 

Sabios de la salud: la literatura médica del Medievo al Barroco en Castilla-La Mancha
Sello de la Unión Europea en 2018 para poner en valor el estudio y recuperación del Patrimonio Cultural en Europa, en de concreto los libros médicos de los sabios de Castilla-La Mancha.

 

Sacar los libros de los estantes, la pregunta sería: ¿Qué nos aporta un vistazo a unas imágenes y libros antiguos?, ¿acaso sabiduría?, ¿tal vez comprender el presente?, ¿quizá saber de dónde venimos? A lo mejor entendemos mejor la medicina, los cuidados enfermeros, la sanidad pública y valoramos lo que tenemos, y la importancia de dejar este legado a las generaciones futuras. ¿Qué aportan estos libros a los profesionales de la salud y de la sanidad?, ¿y al pueblo? 

A lo largo del tiempo se observa una necesidad imperiosa de curar. Existe una relación entre búsqueda del saber, a través de la ciencia empírica basada en la simbiosis de ‘acierto y error’, y la aprehensión de esa experiencia: primero en la memoria, y después plasmarlo por escrito. ¡¡Ahí es a dónde nosotros queremos llegar!!, a lo escrito. Una sabiduría repleta de aciertos, para la sociedad, los remedios de las dolencias, las soluciones para la salud de los seres humanos. Y es aquí donde entra en la palestra nuestro estudio: rescatando libros, analizándolos, ubicándolos en su momento histórico y, más importante, valorando el beneficio social obtenido, tanto por su beneficio para el grupo profesional sanitario que, con su labor, practica y desarrolla esa ciencia, esa técnica o actividad de sanar; como para los enfermos y la sociedad en su conjunto, ofreciendo soluciones y recuperar la salud. 

 

Libros médicos de la Edad Media y Moderna en Castilla La Mancha: L: POZUELO REINA, A.: “Sabios-médicos de Castilla-La Mancha y su aportación a la ciencia sanitaria. Libros del Medievo y del Renacimiento”, en Revista Besana, segunda época núm.6, 2021, p.6.
Libros médicos de la Edad Media y Moderna en Castilla La Mancha. Pozuelo Reina, A.: “Sabios-médicos de Castilla-La Mancha y su aportación a la ciencia sanitaria. Libros del Medievo y del Renacimiento”, en Revista Besana, segunda época núm.6, 2021, p.6.

 

Los libros se convierten en auténticos documentos, pues como escribió Juan Cruz, a propósito de un artículo de Santos Juliá sobre “esa capacidad… que suelen tener los historiadores… de decir las cosas con documentos”.(1)

Comencemos por Abengüefith. Abu Al-Mutarrif Abda.Alrahman Ibn Wafid. Un escritor “extremadamente prolífico”, así nos lo presenta Nas E. Boutammina. Ibn Wafid, de Toledo, fue médico, botánico y diseñador del jardín botánico (la “huerta del rey”), apotecario, escritor de libros médicos y visir del reino taifa de Toledo del siglo XI bajo Al- Mamún (de los banu al Di l Nun). Era un gran conocedor de los principios activos de las plantas aplicados a los remedios empleados en tratamientos curativos.
 
 

Libro de oftalmología atribuido a Ibn Wafid. Fuente: Islamic Medical Manuscripts at the National Library of Medicine. En: https://www.nlm.nih.gov/hmd/arabic/mon_gallery.html
Libro de oftalmología atribuido a Ibn Wafid. Fuente: Islamic Medical Manuscripts at the National Library of Medicine.

 

En su obra “preconiza los tratamientos dietéticos cuando la terapia de los medicamentos se puede evitar”; se le considera por algunos expertos fundador de la balneoterapia. Estudió los medios naturales aplicados a la medicina, como aguas curativas, saumerios, aguas termales, gases curativos, etcétera (Boutammina).

De Ibn Wafid de Toledo se conocen varias obras vinculadas al cultivo de las plantas con fines agrícolas y para la elaboración de medicamentos. Así lo vemos en una obra de agronomía, Summa de Agricultura; el Libro de los medicamentos simples (Kitab al-adwiyya al-mufrada), que fue traducido al catalán, al latín y al hebreo. También se le atribuye un tratado de oftalmología, un manuscrito anónimo conservado en la Biblioteca de El Escorial titulado Le traité d’oculistique d’Ebn Ouafed, dit Eben Guefith. Otras obras interesantes fruto de su ciencia fueron, entre otros, El Libro de la almohada (Kitab al-Wisad fil-tibb), en el que a modo de fichas indica posología, dosis y posibles efectos.

Alcoati y la mirada del misterio: ¿christianus toletanus?, ¿hispano-hebreo?, ¿hispano-musulmán? Es un tema que aún está por averiguar. El misterioso Alcoati Suleyman Ibn Harit al-Quti. Médico y sabio toledano del siglo XII. Es el autor de un importante tratado de oftalmología. Existen dudas sobre su origen musulmán, cristiano o judío. El original del libro de Alcoati en árabe es posible que desapareciera en África. Paul Pansier considera esta obra un elemento de transición o vínculo entre la escuela árabe y la escuela de Salerno. De su desaparecida obra original Kitab al uyun sólo se conservan versiones en catalán, latín y alemán.  Su adaptación al castellano se conoce como La “Quinta Maqala” del tratado de oftalmología de Alcoati.

 

Manuscrito catalán del Libro de los Ojos de Alcoati (traducido por Joan Jacme, siglo XIV) con la aguja para abatir cataratas. Fuente: Biblioteca capitular de la Seo de Zaragoza: Ms. 25-62 1265 recogida en la obra de POZUELO REINA, A.: “Oftalmología medieval, de Al-Ándalus a Europa: el Libro de los Ojos de Alcoati y sus traducciones”, en Apuntes de Ciencia, HGUCR, vol.9, núm.1, 2019.
Manuscrito catalán del Libro de los Ojos de Alcoati (traducido por Joan Jacme, siglo XIV) con la aguja para abatir cataratas. Fuente: Biblioteca capitular de la Seo de Zaragoza: Ms. 25-62 1265 recogida en la obra de POZUELO REINA, A.: “Oftalmología medieval, de Al-Ándalus a Europa: el Libro de los Ojos de Alcoati y sus traducciones”, en Apuntes de Ciencia, HGUCR, vol.9, núm.1, 2019.

 

Alfonso Chirino fue “examinador de los físicos y “zurujanos” en el 1400, siendo destacable su compromiso social. Su biografía lo hace oriundo de Cuenca, aunque ejerció su profesión en Guadalajara, Ciudad Real y Toledo. Nació alrededor de 1413, ejerciendo como físico en las Cortes de Castilla y Aragón. Estudió en Salamanca, siendo médico de varios monarcas del siglo XV, como Enrique III el Doliente, Catalina de Lancaster, Fernando de Antequera, y Juan II de Castilla. La finalidad didáctica de su obra, Tratado llamado menor daño en medicina pone en valor la conexión “sentimental entre el físico y su paciente”. Esta obra gozará de gran predicamento entre los lectores de su centuria, quienes la consideraban una especie de manual terapéutico”(2). El análisis de la obra de Alonso Chirino conduce constituye un auténtico tratado de medicina con una honda visión que aspira a la comprensión «De todo lo que aquí fallaredes escripto non será por vocablos escuros de medicina ni por palabras escuras: salvo fablando vulgarmente que qualquier hombre lo pueda entender». En su tratado la dietética y la nutrición son una parte muy importante de la medicina. La moderación, el buen uso, tanto de los alimentos como del uso de las medicinas, será el que favorezca la sanación y la buena salud. Así nos encontramos en la sexta razón de su libro: «sabed ciertamente que es mejor sanar sin medicinas que con ellas. Por ende, mucho sufrid cuanto pudierdes antes que hagades medecina salvo buen regimiento que tengades en las viandas, salvo que se haga buen uso de la comida» (sic). 

 

Portada de la obra de Alonso Chirino: https://realacademiadegastronomia.com/libro-biblioteca-dda/tratado-llamado-menor-dao-de-medicina-compuesto-por-el-muy-famoso-maestro-alfonso-chirino-fisico-del-rey-don-juan-el-segundo-de-castilla/
Portada de la obra de Alonso Chirino

 

 

En esta época, que denominamos aún precientífica, se aprecian en todas las actuaciones no solo el galenismo sino, además, el hipocratismo que empapa toda la ciencia médica del momento. Así, en la octava razón nos dice: “No dudéis que la naturaleza curará las enfermedades y no las medicinas, pensando que el médico sabe más que vos, porque poco es lo que sabe. Por tanto, observad la obra de la naturaleza cuanto podáis y atended esta enseñanza mayormente sin estorbarla…”.

Ya desde las primeras páginas nos ilustra, no solo con los consejos y prácticas que el lector va a encontrar a lo largo de sus páginas, sino con los aspectos teóricos y científicos de la medicina: “Sigue la división de la medicina. La medicina es dos partes. La una el regimiento de sanidad (la vigilancia y gobierno de la buena salud). La otra curar de las enfermedades para las sanar, según la posibilidad humanal como quera que la más loada parte es la del regimiento de sanidad porque no ay en ella peligro ninguno, y puede haber provecho. Y en el curar de las enfermedades puede haber peligro en lo que el físico hace también como sanar… Y por ende las obras que aquí hallareis serán las más seguras y sin peligro y las que yo querría para mis amigos. Dado que parezcan pocas y chicas y desbaratadas de orden… este tratado hago para vosotros solamente: el cual parto en tres partes generales”(3).

Juan Sánchez Valdés de la Plata es considerado historiador, antropólogo y uno de los primeros médicos en explicar la circulación de la sangre, aunque no exento de ciertos planteamientos misóginos (4).

Tenemos a nuestro alcance escasos datos biográficos sobre este erudito del siglo XVI. Ejerció la medicina en Ciudad Real, como vecino de esta localidad. Acerca de su obra, Crónica y historia general del hombre: en que se trata del hombre en común, de la diuisión del hombre en cuerpo y alma, de las figuras monstruosas de los hombres, de las inuenciones dellos, y de concordia entre Dios y el hombre (5).  Sobre este libro confrontaremos las opiniones de Anastasio Chinchilla y Antonio Hernández Morejón, historiadores de la medicina del siglo XIX. La dura crítica de Chinchilla se opone a los elogios de Morejón. En palabras del académico Nicasio Mariscal, en 1943, el historiador Hernández Morejón hizo un adecuado juicio de la obra del “modesto clínico de Ciudad Real”. En este sentido escribe Mariscal que de la circulación de la sangre “tenía una idea –vaga, incierta, deficiente, pero idea al fin- de la circulación de la sangre…”, además con certeras apreciaciones sobre el pulso, pues éste varía de muchas maneras en función del sexo, la edad, complexión de las personas, estado de éstas, ejercicio o reposo, alimentación, “accidentes, pasiones y aficiones del ánima”. Con estas premisas Mariscal concluye “que indudablemente no debió leer Chinchilla…”.

 

 

Firma del Dr. Valdés de la Plata: https://www.filosofia.org/rev/bas/bas22405.htm
Firma del Dr. Valdés de la Plata

 

 

Sánchez Valdés de la Plata fue un personaje peculiar. A su actividad como médico se une su interés por los escritos de los sabios antiguos, a los que cita con relativa frecuencia. Intenta ofrecer una respuesta a las eternas preguntas del ser humano: “quiénes somos, de dónde venimos”, en una obra que resume el deambular del hombre sobre la Tierra desde los orígenes de la vida. También ha sido considerado introductor de algunos aspectos antropológicos, según destaca Elena Ronzón en su estudio, Valdés combina el “humanismo médico” y el comienzo de la “antropología médica”.

En algunos pasajes, nuestro conciudadano se muestra fantasioso, fabuloso e imaginativo. Pero, en su libro encontramos notables ideas sobre explicaciones en anatomía, tal vez algunas inocentes desde un punto de vista actual, pero recordemos que este autor vivió en los inicios de esta materia científica.

Con frecuencia se puede observar que se plagian obras anteriores. Desde nuestra perspectiva actual es algo rechazable, deplorable, ilegal, incluso, punible. Estamos de acuerdo. Pero, ¿aquella época puede ser juzgada con nuestras leyes, con las premisas actuales y con los argumentos del presente siglo XXI? Fue una forma de difundir las ideas antiguas, además, recordemos que nombraba a los sabios de los que las obtenía.

Es interesante el capítulo que dedica a la circulación de la sangre o a la evolución del hombre. Como incipiente antropólogo, dedica diversos capítulos a los pigmeos y a la raza negra de África. También es verdad que narra algunos pasajes que son cuentos fabulosos y muy imaginativos que nos harían sonreír ante su inocencia. El doctor Plata fue uno de los primeros en describir, de un modo más o menos claro la circulación de la sangre, anticipándose con ello, no sólo a Harvey, sino incluso a Servet.“Las venas se llaman assi, porque son las vías de la sangre, que en ellas nada, y se esparcen, como río por todo el cuerpo, por lo qual todos los miembros son rociados, y criados, según dize Hipócrates, y dice más, que las venas comiençan en el hígado, y las arterias en el coraçon, en los nieruos, en el celebro. Las venas son necessarias al cuerpo, porque son los vasos de la sangre, por la traer del hígado a cada una parte del cuerpo, para lo criar…” (sic). 

Destacamos un apartado curioso sobre el origen de la medicina:

“Capitul. X. Que trata, de quien fue el primero inuentor de la Medicina, y de que manera se halló, y a donde, y como de los animales brutos, tomaron auisos para sabella.

Dice el Apóstol Santiago, que todo dado bueno, y todo don perfecto de arriba es: y Dios nos da la Medicina, por ser cosa buena. Y dize Plinio en el libro veynte y nueue, capítulo primero, que Dios fue el primero inuentor della, y hallador, y que desde el cielo la embio, para el reparo del género humano, y que sea assi, parece prouallo el uso común de las gentes, yr a pedir medicina, y remedio de todas las enfermedades a los templos a Dios: mas de los hombres quien aya sido el primero que la aya hallado leemos en los Poetas, como Virgilio, y Ouidio, que fue Apolo, y que le llamaron el Dios Apolo: otros que Chirón (Quirón). Yo bien creo que el primero que supo la Medicina fue Adam, el qual, según se dice en el Génesis, puso los nombres a todas las cosas criadas según sus propiedades, y pues les puso los nombres según sus propiedades, fue entendiéndoles las propiedades a todas las yeruas, y piedras, y flores, y podría mejor aplicallas a las enfermedades, que no los Médicos que somos agora… Después deste (Adán) fue Salomón, el qual cuenta la sagrada Escritura, que fue lleno de ciencia, y sabiduría, y dizen algunos que escriuio mucho de Medicina, sino que se perdió todo, quando quemaron los Turcos los libros de todo Egypto… más después por el descuido de las gentes, y porque entendían en otras cosas usaron de grandísima soberuia, por lo qual les confundió Dios la lengua, en la edificación de la torre de Babylonia… y después acá rastreando, y tomando auisos de los brutos, y de las aues, y algunas vezes de los demonios, los quales por muchos exemplos, por engañar a los Gentiles reuelan por sueños muy grandes remedios, y medicina, como lo cuenta Galeno en el libro de Flebotomía, que la sangría de la arteria de la mano, le fue en sueños reuelada ser buena para el coraçon… Otros quieren que la Medicina la halló Arabo, hijo de Babilón, y la Cirugía que la halló Chirón, hijo de Saturno, y de Filira… y Plinio en el capítulo primero del libro veynte y nueue, es, que entre los Griegos, el primero que halló el arte de curar, fue el Filósofo Apolo, y su hijo Esculapio, al qual por ser tan ilustre, y tan señalado en la Medicina, concurrían a él como a un oráculo de toda Grecia…” (sic). (págs. 151v.- 152r.). Nos encontramos ante una maravillosa explicación de la historia de la medicina, como si fuera un fabuloso cuento: verdades históricas contadas de una manera ingenua. 

Andrés Alcázar (1490-1585) era un sabio alcarreño y, ciertamente, longevo. Sobre su biografía, el profesor López Piñero apunta que ejerció la cirugía en Ávila, Segovia y Guadalajara, sin olvidar su etapa como docente de cirugía en Salamanca. Es uno de los primeros neurocirujanos. En 1575 publicó su gran, y única, obra, de gran trascendencia para la cirugía en Europa: Chirurgiae libri sex, los Seis libros de cirugía; los dos últimos son otra materia médica, no quirúrgica: la sífilis (lúes) y la peste. Se trata de un compendio con rigor expositivo de los conocimientos patológicos de estas enfermedades. Ofrece valiosas contribuciones en el campo de la cirugía, sobre todo para las heridas de la cabeza, el libro primero titulado De vulneribus capitis o las heridas de la cabeza, hace una muy completa exposición y es considerada la obra “más completa publicada en la Europa del siglo XVI” (6) .

Presta una gran relevancia a los síntomas neurológicos y el acertado valor de los mismos para indicar, o no, si fuera conveniente la intervención mediante la trepanación del cráneo. Añade valoraciones, síntomas y signos recogidos de su propia experiencia personal, describiendo los síntomas neurológicos: los vértigos, las alteraciones de la voz y la visión, los vómitos, la fiebre, las alteraciones del equilibrio, del tono muscular, de la micción y de la defecación, etc., ya que la simple valoración de las heridas por su aspecto o localización resultaba insuficiente, y la ignorancia de sus conexiones en el interior del cuerpo podía llevar, como nos dice en su libro, a gravísimos errores (7) .

Destacan sus invenciones en instrumental neuroquirúrgico, con “el análisis de las condiciones que deben reunir los trépanos y otros instrumentos; así, indica Alcázar que no es conveniente manejar los trépanos con la mano, sino con un accesorio parecido al berbiquí, las coronas han de tener tope para no penetrar más de lo necesario, y contar con un eje central que lo fije; así como expone diversos tipos de coronas, dependiendo del espesor de los huesos a perforar. Sus otros libros los dedica a las heridas de nervios y tendones, con diversas propuestas, unas con más éxito que otras, pero ahí están sus ideas; también a las heridas del tórax y el abdomen, con estudios interesantes para la cirugía en estas cavidades, basados en sus experiencias como cirujano. 

 

Técnica quirúrgica de Andrés Alcázar en el siglo XVI: https://www.herreracasado.com/2017/02/18/andres-alcazar-medico-cirujano/
Técnica quirúrgica de Andrés Alcázar en el siglo XVI

 

Juan Fragoso (1530-1597) era un sabio toledano, eminentemente didáctico, que perseguía formar al perfecto y prudente cirujano, ciencia en lengua romance, y también en latín, que era la lengua de la ciencia en aquella época. De su obra se conocen cinco importantes libros:

Un Catálogo de medicamentos simples, publicado en 1566, titulado, en latín (Catalogus simplicium medicamentorum, quae in usitatis huius temporis compositionibus praesertim Mesuaei & Nicolai aliorum penuria inuicem supponuntur, tum ex Dioscoride, Galeno, Actio & Paulo, tum etiam es Arabibus. Antiballomena Graecis dicuntur, & nostrae aetatis medicis, Quid pro Quo).Los Erotemas chirurgicos en los que se enseña todo lo más necessario del arte de cyrurgia, publicado en 1570. Los Discursos de las cosas aromáticas, árboles y frutales, y de otras muchas medicinas simples que se traen de la India Oriental, y sirven al uso de medicina, del año 1572.

En farmacología escribió De succedaneis medicamentis liber denuo auctus Ioanne Fragoso Toletano Medico & Regiae Maiestatis chirurgo autore. Eiusdem animadversiones, in quamplurima medicamenta composita, quorum est usus in Hispanicis officinis). Cuya traducción sería, aproximadamente: Sobre los fármacos sucedáneos libro nuevo ampliado de Juan Fragoso toletano, autor, médico cirujano de su Real Majestad. Con sus observaciones, con innumerables ejemplos de medicamentos compuestos, que se utilizan en las farmacias españolas. Como vemos, ya en la misma portada ofrece mucha información del contenido del libro, que fue publicado en 1575.También hay que destacar el titulado Cirugía universal, publicado en Sevilla el año 1580.

Fragoso utilizó, tanto la lengua científica de la época, el latín, como la lengua romance. Como ya hiciera Chirino en castellano o Joan Jacme en catalán. En palabras del propio Fragoso en su advertencia al lector: “…en vulgar castellano, porque aunque es verdad que la nueva premática obligue a los cirujanos a ser latinos y médicos, hay muchos romancistas que les será necesario tener libros de su facultad en lenguaje que puedan entender… más natural les será el romance con se criaron que el latín…”. (García Jauregui, Carlos. La formación de la terminología anatómica en español (1493-1604). Tesis doctoral. Universidad de Salamanca, 2010). Las aportaciones de Fragoso fueron importantes y variadas para la sanidad, desde la farmacología a la cirugía, pasando por una amplísima descripción de toda la materia médica, incluida la medicina legal, especialidad donde es considerado iniciador por sus contribuciones a las declaraciones de los cirujanos para ayudar a la justicia, incluso la bioética. En su obra nos encontramos estudios y análisis de anatomía, cirugía, descripciones de enfermedades y remedios, descripción de medicamentos simples o compuestos y sus indicaciones y riesgos.

 

 

Los escritos de Fragoso. Su relación con la teoría de los 4 humores, los 4 elementos, los 4 temperamentos, las 4 estaciones y los órganos del cuerpo.López Huertas, N.:  La Teoría Hipocrática de los Humores. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento (blog). 17/10/2016. Disponible en https://index-f.com/gomeres/?p=1990
Los escritos de Fragoso. Su relación con la teoría de los 4 humores, los 4 elementos, los 4 temperamentos, las 4 estaciones y los órganos del cuerpo.
López Huertas, N.:  La Teoría Hipocrática de los Humores. Gomeres: salud, historia, cultura y pensamiento (blog). 

 

Trabajó como médico Sevilla. Por sus méritos fue llamado a la corte en 1570. Donde ejerció al servicio de Felipe II y de sus Altezas Reales. Podemos aseverar que la lengua vulgar utilizada en sus escritos era entendida por Fragoso como bien social; era eminentemente didáctico, en una doble vertiente, como señalamos siempre: primero, para los profesionales de la sanidad, los cirujanos romancistas; y segundo, que es un bien común a todos los enfermos. Fragoso, y otros sabios de la medicina, contribuyeron a establecer con mayor precisión el léxico anatómico, aumentando el prestigio científico de la lengua (García Jauregui).

Oliva Sabuco de Nantes Barrera nació en Alcaraz en el siglo XVII. Su obra Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos: la cual mejora la vida, y salud humana tuvo varias ediciones a lo largo del tiempo. Hay que señalar que una parte de esta obra, la Vera Medicina, fue traducida en el año 2010 al inglés, elogiando la labor de la autora.

Con considerables aportaciones, Oliva Sabuco es una de las mujeres sabias de nuestra región. El libro está escrito en forma de diálogos. El apartado que nos interesa de esta obra es el que es conocido como la “Vera Medicina”. En este apartado bajo el título: “Coloquio de auxilios, o remedios de la Vera medicina: con los cuales en hombre podrá entender, regir, y conservar su salud”, dos personajes (Antonio y Veronio) uno pregunta o expone una dolencia y el otro le responde o aclara la duda con la autoridad de los sabios de la medicina, tanto de su tiempo como de los antiguos.

Hay cierta controversia no resuelta sobre la autoría de la obra, pues hay quien piensa, y cree demostrarlo, que el autor es su padre, Miguel, que era boticario. En el testamento Miguel Sabuco dice: “…Iten aclaro que yo compuse un libro intitulado Nueva filosofía y una norma y otro libro que se imprimirán (¿imprimieron?), en los cuales todos puse y pongo por autora a la dicha Luisa de Oliba mi hija, solo por darle el nombre y la honra, y reservo el fruto y provecho que retultare (¿resultare?) de los dichos libros para mí, y mando a la dicha mi hija Luisa de Oliva no se entremeta en el dicho privilegio, so pena de mi maldición, atento lo dicho, demás que tengo hecha información de cómo yo soy el autor y no ella. La cual información está en unas escrituras que pasa (¿pasé?) ante Villarreal escribano”. Y, aunque la misma Oliva confiesa que su padre, Miguel Sabuco, escribió la Nueva filosofía. Hay autores que piensan que fue obligada a confesar tal hecho. 

En el diálogo de la Vera Medicina desearíamos destacar el siguiente párrafo, para ilustrar el conocimiento que encierra esta obra, y dice así: 

“El principal, y general remedio de la vera medicina, es, componer el ánima con el cuerpo, y quitar la discordia, y descontento con las razones del segundo remedio, y confortar el celebro con las tres columnas, o empentas o apoyos que diximos: las dos columnas espirituales, alegría, contento, y placer, que todo es uno, y esperanza de bien. Las quales dos columnas, porque son espirituales del alma, no se pueden poner, ni aplicar con otra cosa principalmente, sino es con palabras. El mejor medicamento, y remedio es palabras, y obras, que en los adultos engendren alegría, y esperanza de bien” -sic- (p. 197)

 

La Vera Medicina, parte del libro Nueva Filosofía:   https://www.bne.es/es/Micrositios/Exposiciones/Escritoras/Exposicion/Seccion5/Obra1.html
La Vera Medicina, parte del libro Nueva Filosofía 

 

Hemos apuntado un sabio, o sabia, por cada una de las provincias de nuestra región, pero hay muchos más. Pues, a poco que se urge en la historia aparecen libros de sabios médicos que desconocemos. La historia de nuestra comunidad puede sorprendernos muy gratamente.

 

Otros médicos sabios de CLM y sus obras.

 

  • Abdelrrahman Ibn-Mohamad Abulmotherph. (389-467, Hégira. 1074 AD.) Toledo, maestro en ciencias médicas y jurídicas, incluso conocimientos botánicos. Entre sus obras: Medicamentis simplicibus; un tratado del sueño, Somno; y un tratado de agricultura (Fuente: Morejón, I, 136)
  • Abdelrahman Ibn-Othman al-Sadphi Abulmethreph (Toledo 327-Córdoba 403 Hégira). Obras: Mulierum Colloquio, Abstinencia, Morborum Causis. (Fuente: Morejón, I, 136)
  • Abu-Becrus Mahomet Aben-Zacharia. Toledo. Obra: De disnoscendis morbis et signis esterioribus. (fechada 618 Hégira, 1240, inédita en la biblioteca Laurentina). (Fuente: Morejón, I, 181-182).                              
  • Jollus Joli. Toledo. Obra: De virtute plurium herbarum et plantarum, 1259. (Fuente: Morejón, I, 182).
  • Julián Gutiérrez. Toledo. Médico de los Reyes Católicos y de Felipe, el Hermoso, y la reina Juana. Obras: De computatione dierum criticorum, Toledo 1495; Cura de la piedra y dolor de yjada y colico renal, 1498. (Fuente: Morejón, I, 302 y ss.)
  • Francisco Villalobos. Toledo. (siglos XV y XVI) médico de Carlos V y Felipe II. Obra: Tratado sobre la enfermedad de las bubas. Salamanca, 1498. (Fuente: Morejón I, 315 y ss.)
  • Ali Ben Alabbas, ¿Toledo? Obra: Liber regius omnia complatens, quae adartem medicam spectant. (Fuente: Chinchilla).
  • Abu-Isac-Astialgi, ¿natural de Toledo? Su obra trata de la composición de la triaca, de los medicamentos simples y compuestos. (Fuente: Chinchilla)
  • Jehudah- Mosca (hispano-hebreo), natural de Toledo. Médico de Alfonso X. Entre sus obras destaca un lapidario (Fuente: Chinchilla)

 

(1) El País, 6 de julio de 2014, p.10.

(2) http://cvc.cervantes.es/artes/ciudades_patrimonio/cuenca/personalidades/chirino.htm

(3) La obra que se ha estudiado es una edición del año 1513 en Toledo, se incluye el testamento del propio Chirino, que unas veces se denomina “de Cuenca” y otra de Guadalajara.

(4) Elena Ronzón. El médico Juan Sánchez Valdés de la Plata y su libro sobre el hombre. Historia de una investigación. El Basilisco. Revista de filosofía, ciencias humanas, teoría de la ciencia y de la cultura. 1998, núm. 24: 63-84.

(5) El doctor Iván Sánchez Valdés de la Plata, vezino de Ciudad Real. Imp. Luis Sánchez, 5 vol. Madrid. M.D.XCVIII (1598).

(6) López Piñero. “Andrés Alcázar ca. 1490- ca. 1585.

(7) Antonio Herrera Casado, Gran Enciclopedia de Castilla-La Mancha, 1982.
… … … 

Autor: Ángel Antonio Pozuelo Reina (doctor en Historia y exbibliotecario del Hospital General Universitario de Ciudad Real)

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