¿Una “cortina de humo” para invadir Rafah? El muelle flotante que EEUU construye en Gaza puede ayudar a Israel

En las próximas dos semanas Estados Unidos terminará la construcción de un gigantesco muelle flotante en el Mediterráneo oriental que luego será remolcado hasta la costa de Gaza. Pero hay dudas sobre la utilidad que tendrá esta infraestructura, defendida por el presidente Joe Biden como una vía para aumentar la ayuda que llega a la Franja en proporciones “gigantescas” y atajar así la hambruna en el enclave palestino.

Pero entre las organizaciones humanitarias existe la preocupación de que Israel se haya apropiado del plan del muelle flotante, construido en buques de guerra por ingenieros de EEUU. Un representante de un organismo humanitario dijo a The Guardian, de forma anónima, que el proyecto corre el riesgo de convertirse en una “cortina de humo” para la anunciada invasión de Israel de la localidad de Rafah, en el sur de Gaza, donde se encuentran refugiados más de un millón de palestinos desplazados de otras zonas de la Franja.

Desde el Gobierno estadounidense, habían explicado que a principios de mayo el muelle estaría en el lugar establecido frente a la costa de Gaza. El portavoz del Pentágono, Pat Ryder, anunció este jueves que “los buques militares estadounidenses, incluido el USNS Benavidez, han comenzado a construir las fases iniciales del muelle”.

Por su parte, un alto funcionario militar estadounidense, citado por la Agencia EFE, dijo que Washington podrá “comenzar la entrega de asistencia humanitaria a Gaza desde el mar a principios de mayo”. “Este flujo adicional del mar representa un aumento significativo de la ayuda para salvar vidas”, agregó. Otro alto funcionario militar dijo a la agencia de noticias Reuters que una brigada del Ejército israelí se encargará de proteger a los estadounidenses que están construyendo el muelle en la costa de Gaza. Mientras, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron el jueves que operarán para proveer “seguridad y soporte logístico” al proyecto de EEUU, que “incluye el establecimiento de un muelle temporal flotante para entregar ayuda humanitaria por mar a Gaza”.


Pero sigue sin estar claro cómo será distribuida esa asistencia una vez que llegue a Gaza. Según varios responsables de organismos humanitarios, el plan actual es tirar el ancla frente a la zona central de la Franja, donde están desplegadas las FDI, y no en las aguas septentrionales del enclave, donde la amenaza de hambruna es más grave. Es decir, que los alimentos que salgan del muelle seguirán teniendo que pasar por el puesto de control israelí, en el corredor de Netzarim, una carretera militar que divide la Franja en dos y, además de impedir el paso de los civiles del sur al norte, se ha convertido en un punto de estrangulamiento que dificulta la llegada de asistencia humanitaria al norte de Gaza.

El proyecto estadounidense incluye un muelle flotante anclado en el fondo del mar donde descargarán los cargueros y una calzada flotante de 500 metros unida a la costa. La carga será transportada por barcos más pequeños desde el muelle hasta la calzada, donde será trasladada a los camiones para su distribución posterior. El objetivo es permitir la llegada a Gaza de unos 200 camiones por día con dos millones de raciones de alimentos –antes del conflicto, entraban a Gaza por tierra unos 500 camiones diarios–.

Una “cortina de humo” para la invasión de Rafah

Algunos funcionarios de la ONU y de otros organismos humanitarios temen que la ayuda se acabe desviando hacia el sur, hacia los campamentos de desplazados de Rafah, junto a la frontera con Egipto. Desde el cercano paso fronterizo de Rafah entra actualmente el grueso de la ayuda internacional a Gaza.

Las FDI quieren que evacuar a todos los civiles para poder lanzar su ofensiva contra los milicianos de Hamás en Rafah, la única localidad en la que aún no han irrumpido las tropas terrestres. La ofensiva llevaría inevitablemente al cierre temporal de los cruces de Rafah y Kerem Shalom, ambos en el sur (actualmente la ayuda llega a través de Rafah, es inspeccionada en territorio israelí y luego entra a Gaza por Kerem Shalom). El muelle flotante estadounidense serviría para sustituir esos dos pasos fronterizos y, al mismo tiempo, reduciría las presiones sobre Israel para que abra los pasos situados en el norte para que acceda la ayuda.

“Uno de los argumentos principales para el muelle era que estuviera más al norte, de forma que los que mandan la asistencia pudieran llegar de manera más directa al norte”, dijo a The Guardian un funcionario de la ONU. En su opinión, la propuesta actual tiene la apariencia de una “cortina de humo que permita a los israelíes invadir Rafah”.

Biden habló del proyecto durante su discurso sobre el Estado de la Unión del 7 de marzo, presentándolo como un paso decisivo para incrementar el envío de alimentos a la Franja. “Este muelle temporal permitirá un aumento gigantesco en la cantidad de ayuda humanitaria que llega a Gaza cada día”, afirmó el mandatario, que ha presionado públicamente a Israel para que facilite el acceso de más asistencia al territorio bajo un estricto bloqueo por aire, tierra y mar.

Un alto cargo estadounidense aseguró en marzo que el muelle permitiría entregar alimentos sin pasar por los puestos de control gestionados por las FDI en Gaza. “No vamos a esperar por los israelíes”, aseguró. Pero desde entonces ha quedado claro que el monopolio que las FDI ejercen sobre la seguridad y los movimientos en Gaza está permitiendo a las autoridades israelíes influir sobre la decisión del lugar de anclaje.

La falta de seguridad se ha vuelto un obstáculo ineludible para cualquier intento independiente de distribución de alimentos desde que el 1 de abril el Ejército israelí bombardeara varios vehículos de la ONG World Central Kitchen, del chef español José Andrés, matando a siete de sus trabajadores.

¿Quién distribuirá los alimentos?

La cuestión de quién debía distribuir los alimentos en Gaza fue discutida durante varias semanas, hasta que la semana pasada la Agencia estadounidense de Ayuda Humanitaria y al Desarrollo (USAid) anunció un acuerdo con el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA). Un arreglo polémico para la propia ONU, cuyos organismos habían llegado a un acuerdo previo para garantizar que todas las operaciones en la Franja contasen con la participación de la UNRWA, la Agencia para los Refugiados Palestinos –la principal en Gaza y que Israel está intentando dejar a un lado–.

A pocos días de que el muelle empiece a funcionar, aún faltan cosas por organizar. “Siguen las conversaciones con el PMA sobre la operación para garantizar la entrega segura y sostenible de ayuda humanitaria a los civiles palestinos de Gaza de forma independiente, neutral e imparcial”, señaló un portavoz de USAid. “Se trata de una operación compleja que requiere la coordinación entre muchas partes y seguimos conversando”. El anuncio del PMA fue menos ambicioso aún. “Con la condición de que los principios humanitarios puedan garantizarse y de que se amplíe también el acceso por tierra, la ONU ha acordado trabajar con Estados Unidos y con otros socios en el corredor marítimo como ruta adicional para el envío de ayuda a Gaza”, dijo un portavoz.

A las agencias de la ONU les preocupa ser identificadas como un intermediario de las FDI para entregar la asistencia. Según un funcionario de la ONU, “para la reputación de los trabajadores humanitarios en Gaza sería ruinosa la percepción de que operan junto a las FDI de cualquier modo, forma o manera”. “Se vería que estamos colaborando”, agregó y advirtió: “Es algo que tendría consecuencias para nuestra seguridad y nuestra aceptación dentro de Gaza”.

Según Stephen Morrison, vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, “lo que no está claro es si esto conduce o no a una mayor degradación y marginación de la UNRWA”. Aunque la ONU se resiste mucho a la idea, agrega, está siendo “empujada y tironeada”.

En paralelo al proyecto estadounidense, está el plan de Fogbow, una empresa privada formada por un exdiplomático, un exgestor de fondos de inversión, un veterano de Naciones Unidas especializado en ayuda humanitaria, marines, oficiales de la CIA y exmiembros de las fuerzas especiales de EEUU. Con el nombre ‘Blue Beach’, consiste en usar tres barcazas, capaces de transportar 175 camiones cada una, para llevar la ayuda directamente desde Chipre hasta la costa de la Franja de Gaza. Las barcazas desembarcarían cerca de la calzada de EEUU y del perímetro de seguridad israelí, sólo que en el lado norte del corredor de Netzarim. Para almacenar y distribuir los alimentos, Fogbow está tratando de asociarse con empresas palestinas, como la del empresario palestino Bashar al Masri.

Una iniciativa privada

Fogbow se creó en 2022 con el objetivo de llevar ayuda humanitaria privada a entornos hostiles o complejos. El proyecto fue archivado en 2023, pero el estallido en octubre de la guerra en Gaza y la desastrosa situación humanitaria que sufre el enclave, ha hecho que sea reactivado. Aunque Gaza sería su primera aventura, en Fogbow dicen tener un equipo con mucha experiencia en operaciones de logística y circunstancias extremas. “Son tipos duros americanos que se sienten capaces de lidiar con los israelíes, con los inspectores israelíes, que pueden lidiar con los palestinos, que pueden hablar con los chipriotas, que pueden organizar el transporte marítimo y que pueden tener relaciones con Estados Unidos”, explica Morrison.

Fogbow ha creado en Ginebra la Maritime Humanitarian Aid Foundation, una fundación para recaudar fondos dirigida por el también exdiplomático estadounidense Cameron Hume. El equipo ha recorrido las capitales del mundo buscando apoyos y dice contar con promesas de ayuda en Europa y en las ricas monarquías del Golfo Pérsico. Varios miembros del equipo de Fogbow estuvieron destinados en Israel durante su servicio y la intención es aprovechar ahora sus relaciones con las FDI para crear ese corredor marítimo de gestión privada. También podrían hacerse cargo de gestionar el muelle flotante y la calzada creados por EEUU, cuando se retiren las fuerzas estadounidenses.

Abrir una ruta marítima privada proporcionaría a Israel una alternativa a la UNRWA y a la Autoridad Palestina, dos organismos a los que el Gobierno israelí no quiere dar poder dentro de Gaza. Pero los responsables humanitarios temen que el proyecto de Fogbow, si finalmente se pone en marcha, termine desplazando a las ONG y a las agencias de la ONU al aumentar la competencia por unos recursos que escasean, como los camiones y los conductores disponibles para distribuir alimentos en Gaza, o como el tiempo y la atención de los inspectores de seguridad israelíes, que ya están instalando un puesto en el puerto chipriota de Larnaca para controlar este corredor marítimo.

Si finalmente se abre, será espectacular y todo un desafío para los barcos que lleguen al muelle flotante estadounidense, pero también una forma extremadamente cara y lenta de enviar la ayuda. Según Ziad Issa, responsable de política humanitaria de la ONG ActionAid UK, “aunque se agradecen los esfuerzos del sector privado para apoyar a los organismos de ayuda, es crucial garantizar el respeto a los principios humanitarios en todos” los proyectos.

“Este plan plantea un desafío importante”, añade. “¿Quién se encargará de distribuir la ayuda sobre el terreno? Es poco probable que el tiempo necesario para que esta nueva ruta sea operativa permita satisfacer las necesidades urgentes de personas que, ahora mismo, están en condiciones de inanición y necesitan comida, agua y suministros médicos de forma desesperada”.

Según responsables de organizaciones humanitarias, hay un método mucho más sencillo para llevar ayuda y es a través de los pasos fronterizos terrestres en el norte de Gaza. Hasta ahora, el asedio israelí a la Franja ha impedido la entrada de camiones en cantidades remotamente parecidas a las necesarias y sólo la semana pasada pudieron acceder los primeros camiones del PMA directamente al norte de Gaza a través del paso de Erez –aunque tuvieron que ser inspeccionados anteriormente en Kerem Shalom–.

“No es ni de lejos suficiente. Necesitamos volumen y necesitamos diversidad de productos, y realmente necesitamos consistencia”, afirmó el jueves el vicedirector ejecutivo del PMA, Carl Skau. “Todavía nos dirigimos hacia la hambruna” en Gaza.

Texto traducido por Francisco de Zárate y actualizado por elDiario.es

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